Por Roberto Morejón

 El MERCOSUR, Mercado Común del Sur, sigue centrado en un futuro acuerdo con la Unión Europea.
 
En la Cumbre de Jefes de Estado efectuada recientemente en el argentino Puerto Iguazú consumió gran parte del tiempo el asunto de las negociaciones con la UE.
 
Los presidentes de Brasil, Luiz Inacio Lula Da Silva; de Argentina, Alberto Fernández; de Paraguay, Mario Abdo y de Uruguay, Luis Lacalle Pou, con la participación del boliviano Luis Arce pues su país está en vías de adherirse al mecanismo, dialogaron sobre las complejidades de un acuerdo estancado desde 2019.
 
Con tratativas previas extendidas por una década anterior, la avenencia se dibuja casi inalcanzable y persisten los obstáculos.
 
Los miembros del MERCOSUR se quejan de lo que consideran exigencias excesivas de la UE en la esfera de medio ambiente, relativas a las importaciones de la rama agropecuaria, resorte económico de Brasil, Uruguay, Paraguay y Argentina.
 
Los integrantes del bloque regional sostienen reticencias a los reclamos del Grupo de los 27, al temer que se conviertan en presiones lindantes con las sanciones, arma predilecta del Norte industrializado.
 
Es cierto que desde la toma de posesión de Lula como presidente de Brasil, Bruselas consideró factible allanar el camino hacia el pacto con el MERCOSUR, dado que el ex dirigente obrero lucha contra la deforestación de la Amazonía.
 
Pero Lula Da Silva considera junto con su par argentino, Alberto Fernández, que el Viejo Continente asume posturas excesivamente enfocadas en el ángulo medioambiental, olvidando las restantes dimensiones de la sostenibilidad, la económica y la social.
 
Pero los contratiempos en el camino hacia un acuerdo del MERCOSUR con la UE no solo provienen de Bruselas, porque Uruguay plantea impaciencias.
 
El derechista Jefe de Estado Luis Lacalle Pou señala a MERCOSUR por lo que califica de inmovilismo en las tratativas para abrirse a negociaciones comerciales con terceros países y la propia UE.
 
Como se aprecia, el tema de los contactos con la UE copó la cita del MERCOSUR y dejó a un lado asuntos llamativos como el aumento del comercio interno.
 
Ahora queda bajo la presidencia pro tempore de Brasil elaborar por los cuatro países de la Unión creada en 1991 una contrapropuesta a los más recientes señalamientos de los 27.
 
Del lado del bloque menos favorecido económicamente no quieren acuerdos desequilibrados y profundización de las asimetrías.