Europarlamento. (Imagen de archivo/RHC)

Por María Josefina Arce

Una vez más el Parlamento Europeo fue escenario de una maniobra contra Cuba de un grupo de eurodiputados conservadores y de extrema derecha, algunos con conocidos vínculos con organizaciones anticubanas radicadas en la ciudad estadounidense de Miami y financiadas por Estados Unidos.
   
En las últimas horas esa institución adoptó una espuria e injerencista resolución de condena a  Cuba, por supuestas violaciones de los derechos humanos, que no respeta su condición de país libre, soberano e independiente y su derecho a construir su futuro, sin interferencia de nadie.
  
Una declaración de la Comisión de Relaciones Internacionales de la Asamblea Nacional del Poder Popular de Cuba denuncia la tergiversación de la realidad de nuestro país y las relaciones que  mantiene con otros estados de forma soberana, en estricto apego al derecho internacional.
  
La resolución aprobada, afirma la Comisión, atenta contra el desarrollo positivo de las relaciones entre La Habana y la Unión Europea en diversos ámbitos, incluida la cooperación.
  
Unos nexos que, recordemos,  ya fueron objeto de  limitaciones, por la llamada Posición Común, adoptada en la década del 90 del siglo pasado por el bloque europeo, ante presiones estadounidenses.
  
En diciembre de 2016 se puso fin a esa conducta injusta y dependiente de Washington. Fue suscrito entre Cuba y la Unión Europea el Acuerdo de Diálogo Político y Cooperación, que abrió otro capítulo mutuamente beneficioso para ambas partes.
  
La Unión Europea es el principal socio comercial de la Mayor de las Antillas, es igualmente  uno de los mayores emisores de turistas a nuestro país y un gran inversor extranjero, especialmente en los sectores de turismo y agroindustria.
   
Ahora con esta nueva acción se busca  obstaculizar el avance de los nexos bilaterales y se hace el juego a la hostil política de Estados Unidos, que mantiene desde hace seis décadas un genocida bloqueo económico, comercial y financiero contra el pueblo cubano.
   
Pero en la sesión también se escuchó la voz de eurodiputados, que, como señala Cuba, apegados a la evidencia y la verdad histórica, denunciaron que atentar contra el diálogo y la cooperación en curso es un tributo servil de la ultraderecha europea a Estados Unidos.
    
De inmediato la Red Continental Latinoamericana y Caribeña de Solidaridad con Cuba y Causas Justas rechazó la resolución del Parlamento Europeo y subrayó el doble rasero que distingue el discurso de algunos legisladores del llamado viejo continente.
    
Con anterioridad  decenas de organizaciones italianas, con miles de miembros, ya habían expresado su rechazo a esta maniobra contra la nación caribeña, que afirmaron está dirigida contra el derecho a la vida del pueblo cubano.
   
Este nuevo ejercicio politizado responde a los intereses de sus promotores, afines a Washington, y pone en riesgo una vez más  la credibilidad del Parlamento Europeo, el cual carece de autoridad moral, política y jurídica para juzgar a Cuba.
   
Triste papel desempeñado por la institución europea, rehén una vez más de algunos de sus miembros que en su afán de complacer a Estados Unidos dejan de lado convenientemente el terrorismo de estado ejercido por el norteño país contra el pueblo cubano.