Imagen ilustrativa

Por María Josefina Arce

Bruselas es escenario de un trascendental encuentro, la Cumbre de los Pueblos, que a lo largo de los años ha sido un espacio de lucha y resistencia de toda la sociedad civil a favor de un mundo mejor, que se distinga por el respeto entre los Estados, la cooperación y el multilateralismo.
    
La cita transcurre paralelamente a la Cumbre entre la CELAC, Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños, y la UE, Unión Europea, que también se inició en las últimas horas en la capital de Bélgica, con muchas dudas e interrogantes, ante acciones manipuladoras.
  
Pero ante estas maniobras, se alza en defensa de la soberanía y la autodeterminación la Cumbre de los Pueblos, que no acepta unas relaciones que sometan a América Latina y el Caribe a un pasado neocolonial.
  
Pues como subrayan sus participantes desde los centros de poder se han promovido políticas y tratados, con sesgos injerencistas, que no han reportado beneficios para los pueblos del área.
  
Históricamente la región ha sido vista como una fuente de recursos naturales y mano de obra barata. A lo largo de los siglos América Latina y el Caribe ha sido saqueada, primero por las potencias colonialistas y después por las transnacionales.
  
Por eso esta será una nueva oportunidad para insistir en un diálogo franco y respetuoso, con resultados justos y beneficiosos para ambas partes.
   
El evento  permitirá impulsar la unidad y la integración, en beneficio de todos, sin exclusiones, ni imposiciones injerencista.
   
En sus debates estarán las medidas coercitivas contra los pueblos que, como el bloqueo norteamericano contra Cuba, atentan contra la  vida y el  derecho a construir su propio proyecto de país.
    
Los organizadores del Foro exhortaron a la Cumbre CELAC-UE a condenar las campañas mediáticas encaminadas a desestabilizar gobiernos democráticamente elegidos por sus ciudadanos en América Latina y el Caribe.
   
La Cumbre de los Pueblos une voces, voluntades y en esta nueva edición busca  promover un diálogo transparente y responsable de Europa y América Latina y el Caribe, para coordinar acciones en contra de la pobreza y las desigualdades.
   
Y trabajar por hacer realidad para todos el acceso a la salud, la educación, el agua potable y la vivienda, entre otros derechos humanos esenciales.
   
La Cumbre de los Pueblos es sin dudas, una invaluable oportunidad para que organizaciones de la sociedad civil de ambos lados del Atlántico unan esfuerzos de cara a los actuales desafíos que enfrenta la humanidad, sin subordinación alguna a Estados Unidos.