Imagen ilustrativa tomada de Agenda Sur
Por Roberto Morejón
Posiblemente nunca se ha hablado tanto como en estos tiempos acerca de la necesidad de usar monedas locales en las transacciones comerciales y de otro tipo, en reemplazo gradual del dólar estadounidense.
La decimoquinta cumbre del grupo BRICS, o sea naciones con economías emergentes, acogió en su agenda en Sudáfrica los debates acerca del tema apuntado.
Los BRICS decidieron ampliar el bloque y trazar las pautas para la adhesión de nuevos miembros, de manera de buscar más peso en las instituciones internacionales, hasta ahora dominadas por Estados Unidos y aliados europeos.
Con la adhesión de nuevos actores, se prevé que los BRICS empiecen a reflejar mejor lo que el presidente brasileño, Luiz Inacio Lula Da Silva, llamó “la nueva configuración del poder mundial”.
El propio primer mandatario brasileño y otros líderes subrayaron que los miembros originales de los BRICS, Brasil, China, Rusia, Sudáfrica e India no pretenden hacerle contrapeso al Grupo de los 7, de las economías más desarrolladas de Occidente.
Solo desean organizarse mejor internamente, acotó Lula, pero con énfasis en el empleo de monedas locales para reducir el uso del dólar estadounidense.
No por casualidad el Nuevo Banco de Desarrollo con sede en la ciudad china de Shanghai apela a las monedas BRICS para sus operaciones.
Su presidenta, la brasileña Dilma Rousseff, asegura que el banco alcanzará cerca de 30 por ciento de todos sus préstamos en ese tipo de dinero.
Se trata de tendencias nada marginales, pues se refieren a un bloque con cerca de 42 por ciento de la población del planeta, casi 30 por ciento del territorio y aproximadamente 27 por ciento del Producto Interno Bruto Mundial.
De acuerdo con los puntos de vista de varios de los líderes, al apelar a signos pecuniarios propios, quedan libres de los riesgos asociados con los tipos de cambio y la política monetaria estadounidense.
Como recordó Dilma Rousseff, los préstamos del Nuevo Banco de Desarrollo no están sujetos a condiciones como ocurre con el Fondo Monetario Internacional.
Dicho puntualmente por la propia ex presidenta de Brasil: “Las monedas locales no son alternativas al dólar, son alternativas a un sistema”.
Por esa ruta se perfila un camino con más independencia, del que el Sur global espera mucho.