Imagen de archivo/RHC

Por María Josefina Arce

Hace nueve años la sociedad de México quedaba conmocionada. Cuarenta y tres estudiantes normalistas de Ayotzinapa desaparecieron en Iguala, estado de Guerrero. Un caso en que autoridades locales, federales, policiales, del ejército y el crimen organizado se unieron para ocultar la verdad.
  
Se sabe con certeza que fue fabricada la versión oficial sobre la tragedia, acaecida bajo la presidencia de Enrique Peña Nieto, del PRI, Partido Revolucionario Institucional de México.
   
Las autoridades federales de ese entonces difundieron la teoría de que los jóvenes fueron asesinados, sus cuerpos incinerados en un basurero cercano y sus cenizas vertidas en un río.
   
Esa teoría, conocida como "La verdad histórica, estaba basada en torturas, falsedades e ilegalidades. Fue desmentida por investigadores y vecinos del lugar, quienes en sus testimonios aseguraron que en esos días llovió con intensidad por lo que habría sido imposible encender una hoguera tan grande.
    
Ha quedado claro que durante años el gobierno presidido por Peña Nieto mintió, encubrió y realizó falsas diligencias sobre el caso.
  
La llegada a la presidencia en diciembre de 2018 de Andrés Manuel López Obrador dio un impulso a las investigaciones para esclarecer el crimen, una prioridad del mandatario.
   
Con ese objetivo a dos dias de asumir creó una Comisión de la Verdad y Acceso a la Justicia, una demanda que los familiares de los jóvenes habían presentado hace años.
   
En 2019 el gobierno de López Obrador designó a un fiscal especial para el caso y en enero de 2020 decidió reinstalar al Grupo Independiente de Expertos Internacionales para continuar con las investigaciones.
 
El presidente igualmente se ha reunido en varias ocasiones con los familiares de los estudiantes desaparecidos, algo que nunca hizo Peña Nieto.
    
En una de sus habituales conferencias matutinas, López Obrador reiteró la disposición de su gobierno de investigar con el ánimo de averiguar todo, caiga quien caiga.
    
El caso Ayozitnapa lacera a la sociedad mexicana. Nueve años después, aún con el impulso dado a las investigaciones, paralizadas durante bastante tiempo, todavía se desconoce el paradero de los jóvenes normalistas.