Imagen de archivo/RHC

Por María Josefina Arce

Los últimos días del pasado mes y los de inicio del presente han sido bastante movidos en Estados Unidos. La atención de los estadounidenses estuvo centrada a finales de septiembre en la posibilidad de un cierre del gobierno federal por la falta de consenso sobre el presupuesto para el nuevo año fiscal que se inició el  primero de octubre, situación que por el momento se evitó.
  
Ahora la mirada está puesta en Donald Trump. El ex presidente ha vuelto a los tribunales de Nueva York, acusado de fraude tras falsear el valor de sus propiedades para obtener préstamos bancarios y otros beneficios durante años.
  
Trump se enfrenta a una sanción de 250 millones de dólares y a la imposibilidad de hacer negocios en el estado de Nueva York de forma permanente.
  
Hasta diciembre venidero puede extenderse el actual proceso, uno más en la lista de causas pendientes que tiene el ex mandatario, que ha hecho de la persecución política un argumento rayado.
   
Repite una y otra vez que hay intenciones de influir en las elecciones de 2024, en las que hasta el momento parte como el favorito para ser el candidato por el Partido Republicano.

Curioso argumento, cuando uno de los dos procesos federales que enfrenta es por conspiración para revertir los resultados de los comicios de 2020, en los que perdió frente al actual presidente, el demócrata Joe Biden.
    
Trump fue inculpado  por su papel en el Asalto al Capitolio por una turba de sus seguidores en enero de 2021, acaecido cuando el Congreso se encontraba reunido para confirmar la victoria de Biden.
   
Trump por demás, se ha convertido en el primer ex presidente en ser encausado de cargos criminales, tras ser investigado por pagar unos 130 mil dólares durante su campaña electoral de 2016 a una actriz del cine para adultos con el fin de ocultar una relación entre ambos.
   
Pero el tema no queda ahí. Ha sido igualmente imputado de otros cargos penales federales por retención no autorizada de información de defensa nacional, de falsas declaraciones y conspirar para obstruir a la justicia.
    
Recordemos que en su residencia privada de Florida fueron encontradas cajas con documentos clasificados, considerados altamente sensibles.
   
Hasta ahora y a pesar de los escándalos no se ha visto afectada su imagen entre sus seguidores en el partido republicano, el ala más radical, donde cuenta con 53% de aprobación.
    
Pero si se escuchan ya dentro de su propio partido algunas voces a favor de descalificarlo para ser el candidato republicano que aspire a ocupar la Casa Blanca a causa de su papel incitador en el Asalto al Capitolio.
  
Habrá que esperar a ver que pasa en los próximos meses, en los cuales se le complicará el panorama pues deberá lidiar con la campaña electoral y los procesos judiciales en su contra.