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Por María Josefina Arce

Arbitraria y unilateralmente Estados Unidos incluyó en una espuria lista de países supuestamente patrocinadores del terrorismo a Cuba, una nación que por décadas ha sido objeto de acciones terroristas fraguadas desde territorio estadounidense, apoyadas y financiadas por Washington.
  
Precisamente hoy, 6 de octubre, se cumple un nuevo aniversario de un triste hecho, el Crimen de Barbados. Con 73 personas a bordo un avión comercial cubano estalló en 1976 en pleno vuelo a causa de un atentado con explosivos.
  
Al servicio de la CIA, Agencia Central de inteligencia, de Estados Unidos, los connotados terroristas Luis Posada Carriles y Orlando Bosh orquestaron el crimen, en el que perdieron la vida 57 cubanos, cinco coreanos y 11 guyaneses que viajaban a nuestro país para estudiar medicina.
   
Ninguno de los dos terroristas respondió ante la justicia por este abominable hecho, a pesar de las numerosas pruebas existentes. Posada Carriles y Orlando Bosh murieron tranquilamente en suelo estadounidense.
   
Las acciones criminales contra nuestro país nunca han cesado. En días previos a conmemorarse un nuevo aniversario del Crimen de Barbados, la embajada cubana en Washington fue objeto de un atentado terrorista. El pasado 24 de septiembre un individuo lanzó dos cócteles Mólotov contra la sede diplomática.
  
Este es el segundo ataque violento contra la instalación en suelo estadounidense desde abril de 2020, cuando un individuo de origen cubano disparó contra el edificio, y tres años después todavía no ha sido juzgado.
   
En una declaración el Ministerio de Relaciones Exteriores de Cuba alertó sobre el uso con doble rasero del supuesto compromiso de Washington contra el terrorismo.
   
Lo cierto es que las diversas administraciones estadounidenses han dado refugio y alentado el accionar violento de grupúsculos anticubanos. La Mayor de las Antillas ha sido objeto de agresiones económicas, militares, biológicas, diplomáticas e intentos de asesinato de sus líderes.
  
A lo que se suma un genocida bloqueo económico, comercial y financiero, recrudecido durante la pandemia de la COVID 19 por el gobierno del entonces presidente Donald Trump.
    
Más de tres mil cubanos han muerto y otros 2 mil 99 han sufrido  algún tipo de lesión como consecuencia de las acciones criminales, apoyadas por Estados Unidos que ha ejercido un terrorismo de estado contra el pueblo cubano por el hecho de defender su soberanía, independencia y su proyecto de vida.