Presidente cubano en la clausura de la Conferencia La Nación y la Emigración

Por Roberto Morejón

La cuarta Conferencia la Nación y la Emigración pasará a la historia por concretar una convocatoria de ese tipo luego de casi dos décadas, y por acuñar la superación del concepto de emigrado por el de cubanos que viajan y regresan, se afincan en otras latitudes y no abandonan su amor por el terruño.
 
De ello se habló en el foro y de cómo las tradiciones, recuerdos y motivaciones caracterizan a gran parte de los nacidos en la mayor de las Antillas, hoy afincados allende los mares.
 
De circularidad y movilidad humana a nivel del planeta y de cómo la nación caribeña no es la excepción se remarcó en la cita de La Habana.
 
En la clausura del foro, el presidente Miguel Díaz-Canel lo explicó así: la presencia de cubanos residentes fuera del país es mucho más numerosa y variada y se asienta en diferentes partes del mundo.

De la conferencia emergió el deseo de estimular los vínculos con los cubanos con domicilio en otros países, a través del fortalecimiento de los vínculos culturales e históricos.
 
Para el gobierno cubano y los asistentes a la conferencia resultó perceptible que esas aproximaciones se ven obstaculizadas por el recrudecido bloqueo estadounidense.
 
Igualmente las dificultan las campañas mediáticas hegemónicas que, como dijera el intelectual Abel Prieto, persiguen cada detalle de la realidad de Cuba para construir la imagen de lo que califican de Estado fallido.
 
Para muchos residentes en el exterior que viajaron a La Habana fue notable conocer por voces autorizadas de la difícil situación de la economía doméstica, como consecuencia del asedio, las crisis en el mundo e insuficiencias internas.
 
Si bien no todos contaron con tiempo para palpar ejemplos, funcionarios hablaron con franqueza del impacto social visible de las carencias y afectación del nivel de vida.
 
Pero como se dijo en el foro, la voluntad del gobierno es continuar profundizando las relaciones con los moradores en el exterior y una de las variantes para concretarlo radica en su participación activa en la economía.
 
Al respecto resultó alentador conocer sobre la constitución del primer negocio con un cubano residente en otras latitudes, al amparo de la Ley de Inversión Extranjera y para la comercialización de alimentos, en encadenamiento con empresas locales.
 
Seis proyectos de inversión se hallan en negociación y ya están abiertas cinco sucursales encabezadas por cubanos radicados en otros países.
 
Si se continúa por ese camino, será posible trabajar aún más, entre los de aquí y de allá, en función del país que aman.