Sistema de Atención a la Famiia en Cuba

por Roberto Morejón

En pos de transformar los conceptos de la asistencia social mediante una atención precisa a las causas de la vulnerabilidad, en Cuba se trabaja para un mayor cuidado a los adultos mayores.

La prevención y la atención social es prioridad para el gobierno y el parlamento, de ahí el análisis periódico y la decisión de acometer correcciones cuando la estrategia aprobada no se ejecuta en las comunidades como se espera.

Hoy, cuando persisten numerosas carencias materiales a causa del bloqueo estadounidense, rezagos de la pandemia e insuficiencias y errores internos, resulta más importante que todas las fuerzas vivas de la comunidad atiendan a los vulnerables, entre los que pueden estar los adultos mayores.

Como han explicado expertos, diputados y trabajadores sociales, con la asignación de un estipendio, ya sea por prestación social o jubilación ganada durante su vida por quienes llegan a la edad del descanso, no se atienden todos sus escenarios.

Por esa razón se ha hablado en el parlamento cubano de crear condiciones para elevar las prestaciones de las llamadas Casas de abuelos, como plataformas para ampliar las posibilidades de esparcimiento de aquellos que tanto han rendido al país durante su vida laboral.

En un contexto de elevación de los migrantes, en los barrios y los gobiernos municipales deben tener un control de los ancianos solos, quienes hoy pueden atravesar por apremios.

Mientras se fortalece el número de trabajadores sociales, los diputados cubanos analizaron esta semana la marcha de un programa considerado muy humano, el identificado por las siglas SAF, o sea, Sistema de Atención a la Familia.

El plan beneficia a casi 60 mil personas, de ahí la relevancia de que el gobierno trabaje ahora por perfeccionarlo.

Se trata de que las más de mil 400 unidades gastronómicas en los 168 municipios proporcionen servicios a los más longevos, personas con discapacidad y otras con insuficientes ingresos monetarios.

El gobierno cubano orientó sumar nuevos criterios de inclusión en el Sistema de Atención a la Familia e identificar las fuentes de financiamiento para asegurar equipamiento y mobiliario así como el esquema de abastecimiento alimentario.

Con deficiencias señaladas, el referido plan se enfila hacia niveles superiores de ayudas, aun en medio de acentuadas limitaciones materiales, pero con la convicción de que no pueden restársele bríos a un asunto tan humanista.