Israel anuncia operación militar contra Rafah

por Guillermo Alvarado

Si alguna prueba faltaba que el primer ministro israelí, Benjamín Netanyahu, está dispuesto a perpetrar un genocidio de grandes proporciones contra el pueblo palestino encerrado en la Franja de Gaza, él mismo se encargó de aportarla cuando anunció una operación militar contra Rafah.

Ésta es la ciudad más al sur de la Franja, está ubicada en la frontera con Egipto y allí funciona el único paso abierto para el tránsito de mercancías y, desde el inicio de los ataques sionistas, para el ingreso de ayuda humanitaria de la que dependen cientos de miles de personas que perdieron todo.

Normalmente la urbe tiene unos 153 mil habitantes, de los cuales más de la mitad viven en campamentos de refugiados, pero en estos momentos la población se incrementó notablemente porque más de un millón de personas de la zona norte y centro se trasladaron hasta allí para salvar la vida.

Un ataque militar terrestre o aéreo sobre una zona pequeña y densamente poblada sería una carnicería y eso lo saben muy bien en Tel Aviv, Washington o la ONU a tal grado que el mismo Joseph Biden, aliado y protector incondicional de Netanyahu, aconsejó no llevarlo a cabo, quizás no tanto por razones humanitarias sino por pragmatismo político.

Egipto ya anunció que si tal barbaridad ocurre, también volaría en pedazos el proceso de paz con Israel, los llamados Acuerdos de Camp David, y toda la región estaría a milímetros de una guerra generalizada que, por ahora, no entra en los cálculos estadounidenses por una simple razón: el petróleo.

Cualquiera en su sano juicio sabe lo que significaría para la economía mundial un conflicto armado en una zona petrolera tan grande.

El problema es que esa condición, el sano juicio, no caracteriza a los líderes sionistas que aplican puntillosamente todo lo aprendido del régimen nazi alemán y su teoría de la “solución final”, como le llamaron al genocidio de los judíos en Europa durante la II Guerra Mundial.

Netanyahu y su gobierno están haciendo exactamente lo mismo contra los palestinos, de donde se desprende que entre una ideología y la otra, es decir entre nazismo y sionismo, la diferencia apenas es cuestión de matices.

La mayoría de los dirigentes mundiales, salvo honrosas excepciones, han mantenido en general la vista apartada de la masacre que realiza el Estado de Israel, que ya costó la vida a más de 27 mil palestinos –la mayoría mujeres y niños-, heridas a otros 62 mil y 1,7 millones de desplazados.

Una embestida contra Rafah multiplicaría varias veces estas cifras, además de demostrar que en pleno tercer milenio de la era moderna, la humanidad evolucionó muy poco desde los lejanos días de la edad de piedra.