Imagen de archivo/RHC

Por Roberto Morejón

Fortalecer la relación con los nacionales residentes en el exterior y sus descendientes resalta entre las líneas de la política exterior de Cuba, de ahí las frecuentes actividades con esas personas, generadas por las misiones de La Habana allende fronteras.

La representación diplomática de la mayor de las Antillas en Washington fue sede de un encuentro con representantes de diferentes generaciones de cubanos y sus sucesores, unidos por el amor a la tierra natal.

Identificados por el recuerdo y el apego a vivencias y tradiciones, diplomáticos, familiares, personal de apoyo y los invitados al encuentro, buscaron la relación con las raíces y hablaron de los tiempos tan rudos por los que atraviesan los que perseveran en la nación caribeña.

Como ocurrió en Washington, en otras capitales tienen lugar por auspicio de las embajadas cubanas iniciativas que ayudan a acercarse a los naturales afincados en otros suelos y a todos ellos con el archipiélago caribeño.

Muchos preguntan cómo pueden ayudar a sus compatriotas, quienes atraviesan por privaciones materiales acentuadas, déficit de energía y deterioro de servicios básicos, garantizados durante décadas anteriores.

Si bien los oriundos arraigados en otras comarcas conocen de las políticas agresivas de Estados Unidos como el bloqueo y la inclusión de Cuba en la lista de países que, según Washington, patrocinan el terrorismo, les resulta conmovedor recibir de primera mano vivencias sobre el acontecer en la tierra de José Martí.

Es cierto que a tal política provocadora se asocian insuficiencias internas, abordadas críticamente, pero si el bloqueo finalizara la mayor de las Antillas pudiera recobrar el camino hacia el bienestar.

Lo más fructuoso sería que Cuba y Estados Unidos intentaran construir una relación de nuevo tipo basada en el respeto y la igualdad y que las diferencias no hagan de ella el centro de los vínculos, como afirmó en La Habana la viceministra de Relaciones Exteriores, Josefina Vidal.

Pero no parece tangible por el momento la apertura de puertas y hasta el expresidente Donald Trump habla de atizar el fuego si regresa a la Casa Blanca.

Entonces hay que aprovechar orificios del asedio, como hacen cubanos en diversas naciones, entre ellas Estados Unidos, estos últimos a través de las llamadas caravanas contra el bloqueo.

Porque como afirmara el activista Carlos Lazo, asfixiar la economía cubana provoca dolor y muerte.