Imagen ilustrativa tomada de trabajadores.cu
Por Roberto Morejón
Como en las telenovelas, los que una vez se denominaron “ataques sónicos” en Cuba irrumpen por capítulos en la prensa hegemónica, y ahora surge uno adicional.
El gobierno de la mayor de las Antillas reaccionó con rapidez y contundencia a la publicación de una nombrada investigación periodística en tres medios occidentales, en la que se pretende responsabilizar a Rusia en los pretendidos incidentes.
Se refería a presuntas eventualidades de salud fundamentalmente de diplomáticos estadounidenses en La Habana a partir de 2016.
Su exposición a la luz pública sirvió de pretexto al expresidente Donald Trump para frenar la normalización de relaciones con el país caribeño, iniciada durante la era Obama.
Cuba calificó de operación política sin fundamentos el reporte sobre lo que ahora presentan como “síndrome de La Habana”, vinculado a la inteligencia rusa, según la nueva invención.
Tal imputación proviene, según un programa de la cadena CBS, del teniente coronel retirado del ejército estadounidense, Greg Edgreen.
La subdirectora para Estados Unidos de la Cancillería cubana, Johana Tablada, consideró que la publicación busca reflotar teorías conspirativas que solo sirven para justificar el bloqueo y otras sanciones contra el archipiélago caribeño.
La jugada actual, como un nuevo capítulo de la saga, parece tener el propósito de inscribirla en la global campaña occidental antirusa.
En segundo orden, resulta sospechoso traer a colación un tema ya agotado en un año electoral, en el que intereses políticos buscan los votos de la extrema derecha de la emigración de origen cubano.
Y resulta un tema agotado porque personalidades y entidades en el país norteño y en Cuba descartaron que los incidentes de salud expuestos se trataran de ataques sónicos.
Un informe de varias agencias de inteligencia estadounidense en marzo de 2023 concluyó como poco probable que una potencia extranjera estuviera detrás.
Un renombrado científico cubano, Mitchell Valdés-Sosa, investigó los extraños síntomas y descartó que los diplomáticos en esta capital fueran atacados.
Valdés-Sosa dijo que la alegada investigación periodística más reciente no aporta elementos serios para pensar en una nueva enfermedad causada por una energía misteriosa.
Las conclusiones están formuladas e introducir otras tendencias solo favorece a los intereses políticos empeñados en asfixiar a los cubanos.