Cartel

Por Roberto Morejón

En medio de tantos problemas económicos y sociales por los que atraviesa América Latina, tal vez a muchos les pareció curioso la celebración en el área de una reunión sobre temas espaciales.

Sin embargo, varios países del subcontinente le atribuyen suma importancia a tales asuntos, de ahí que tuviera lugar en Santiago de Chile la tercera reunión de las Agencias Espaciales de los miembros del IILA, Instituto Ítalo-Latinoamericano, acerca de la gobernanza espacial.

No es únicamente Italia el país de recursos con vínculos con América Latina, pues sobresale China, con énfasis en la colaboración en el Plan de Acción Conjunta con la CELAC para 2022-2024.

Si bien Estados Unidos inserta ese acercamiento de China en su rivalidad con el gigante asiático, este último sostiene su interés, de corte pacífico, en la labor conjunta con la Agencia Espacial de América Latina y el Caribe, establecida en México.

China ha desarrollado sus lazos con varios países, como Brasil, para el lanzamiento conjunto de seis satélites, y con Bolivia, con vistas a alistar un artilugio destinado a las comunicaciones.  

Argentina también acompaña a China dado el alto nivel de sus científicos nativos, ahora preocupados por los recortes de gastos del ultraderechista presidente Javier Milei.

Más al norte, en Centroamérica, Nicaragua y Costa Rica tienen planes modestos, pues los países de menos recursos se pronuncian por las tecnologías espaciales.

Con ellas buscan enfrentar los desafíos del desarrollo, captar información para orientar cultivos, ayudar a la industria y prevenir catástrofes naturales.

Por supuesto, la desigualdad existente en el planeta incide en las aspiraciones del Sur global, incluyendo América Latina.

Hay casi 80 agencias espaciales en la Tierra y solo 16 poseen tecnología apropiada para lanzar satélites, grupo al que se sumó México.

Fue este país el primero en América Latina en enviar microrobots a la Luna a través de la misión Colmena, la cual logró cruzar la órbita, cumplió 75 por ciento de los objetivos y ahora apunta hacia una segunda misión en 2027.

El proyecto fue desarrollado en el Laboratorio de Instrumentación Espacial del Instituto de Ciencias Nucleares de la prestigiosa Universidad Nacional Autónoma de México.

A ese y otros logros contribuye el intercambio de conocimientos entre científicos de países del Sur global con sus colegas del club exclusivo que encabezan naciones del Norte industrializado y economías pujantes como la de China.