Haití-laberinto sin salida

بقلم: Pedro Manuel Otero
2024-05-28 18:38:19

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Haití -pandillas

por Pedro M. Otero Cabañas

La empobrecida y preterida Haití parece perdida en un laberinto cada vez más oscuro que aparenta no tener salida.

Tras el asesinato del presidente Jovenel Moïse, en julio de 2021, en circunstancias aún poco claras, el sufrido país caribeño entró en una espiral de violencia que lo ha sumido en una de las peores crisis

humanitarias de su historia, en la que se mezclan violencia extrema, miseria y un sistema de salud virtualmente colapsado.

Y no es que antes de estos sucesos la nación caribeña fuese un modelo de sociedad. Basta recordar los más de 30 años de dictadura duvalierista y la existencia de grupos paramilitares aupados por la cúpula del poder, como los Tonton Macoutes y Los Leopardos, que esquilmaron a la nación e implantaron un terror que aún pervive en las nuevas generaciones.

En este escenario de muerte y desolación engordan hoy decenas de grupos armados sin control, que pululan por casi todo el país, pero especialmente en Puerto Príncipe, la capital, imponiendo el terror más brutal, el saqueo y los asesinatos.

Les recuerdo que el primer ministro en funciones Ariel Henry, que había asumido el gobierno luego de la muerte de Moïse, renunció obligado por las padillas y hoy Haití no tiene gobierno formal, pese a contar con un consejo gubernamental, pero sin poder efectivo y casi nula incidencia en la problemática del país.

Este consejo, en una acción casi de última voluntad, anunció la prórroga por siete días del toque de queda en el departamento del Oeste de la capital.

En esta distopía, la pasada semana dos misioneros estadounidenses y un haitiano fueron asesinados por grupos pandilleros que atacaron un orfanato en el norte de la capital de Haití, un área bajo su control.

Se conoció que dos de ellos eran la hija y el yerno del legislador del estado estadounidense de Misuri Ben Baker. Ambos se encontraban en Haití ejerciendo su ministerio.

La representante Especial del Secretario General para Haití, María Isabel Salvador, dijo que “es imposible exagerar el aumento de la actividad de las pandillas en Puerto Príncipe y más allá, el deterioro de la situación de los derechos humanos y la profundización de la crisis humanitaria”

La ONU aseguró que a causa de la violencia, en los primeros tres meses del año murieron en ese país caribeño 2 mil 500 personas, incluidos 82 niños.  Casi la mitad de las víctimas fueron alcanzadas por balas durante ataques violentos contra sus barrios o enfrentamientos entre las pandillas y la policía.

Durante el mismo periodo, al menos 438 personas fueron secuestradas para pedir rescate. Los datos de la ONU indican que unos 362 mil haitianos  – la mitad de ellas niños – se han visto obligadas a huir de sus hogares por esta razón.

Las esperanzas para una mejoría cercana en la situación en Haití están puesta ahora en una misión multinacional de apoyo a la seguridad, liderada por Kenia, y que cuenta con el visto bueno de la ONU. La misión deberá llegar en junio.

Jake Johnston, un economista y escritor del Centro de Investigación Económica y Política en Washington D.C, plantea que la complicada situación de Haití es la consecuencia de un cúmulo de intervenciones militares y de ayuda humanitaria fallidas.   

Para él, las políticas puestas en marcha por actores extranjeros como EE.UU. y las Naciones Unidas, con la ayuda de una “elite local”, desplazaron al Estado haitiano, dejando al país en una continua inestabilidad.

Por su parte, el presidente de Kenya, William Ruto, enfatizó que los haitianos estaban “sufriendo inmensamente por el amargo legado de la esclavitud, el colonialismo, el sabotaje y el abandono”, y que abordar la situación allí era la “prueba definitiva de la solidaridad internacional y la acción colectiva”.

 

 

 



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