Imagen ilustrativa tomada de El Diario.

Por Guillermo Alvarado

Debieron pasar algunos años para que el mundo fuera tomando conciencia de la magnitud del genocidio perpetrado por el régimen nazi alemán contra varios pueblos durante la II Guerra Mundial y aún hay quienes todavía hoy hacen descubrimientos en torno a estos crímenes masivos.

Muchos, por ejemplo, aún creen que se trató solamente de un exterminio planificado contra los judíos y es verdad ellos fueron las principales víctimas, pero también exterminaron a innumerables gitanos, homosexuales e, incluso, alemanes, en particular militantes comunistas y opositores a Adolfo Hitler.

En lo que prácticamente todos están de acuerdo, es en que los culpables de estos crímenes merecen el total repudio y los castigos impuestos en el Tribunal de Núremberg fueron justos, a pesar de que no pocos genocidas lograron escapar del brazo de la justicia.

Hoy día las cosas son diferentes, el mundo ha cambiado y cuesta pensar que esto es para mejorar.

El régimen sionista de Israel, por ejemplo, está cometiendo genocidio contra la población palestina en la Franja de Gaza a cielo abierto, bajo la mirada de todos, gracias a la televisión y las redes sociales.

Los modernos medios de comunicación están llevando a millones de ojos los detalles de esta matanza, podemos ver los cadáveres y en las pantallas quedan registrados el dolor y el miedo en los ojos de los niños palestinos, la explosión de las bombas y los escombros esparcidos.

Y en este espectáculo dantesco llama poderosamente la atención la tibieza en la respuesta del mundo y no queda sino hacerse la pregunta de si acaso ¿la evidencia brutal de la masacre está embotando la sensibilidad de las personas?

Ocurren manifestaciones de protesta, reuniones, plantones y ocupación de espacios públicos, pero es para que la gente no cupiera en las calles, que ninguna empresa con capital israelí vendiese ni un solo dólar y los gobiernos, independientemente del color político, rompieran relaciones con Tel Aviv.

Pero es peor aún, porque los líderes de varias potencias occidentales se jactan de su apoyo a Israel, y la mayor de ellas, Estados Unidos, le envía armas y municiones convirtiéndose en cómplice de la matanza.

Otros, como Chile, tienen un doble discurso. Por un lado anuncia su adhesión a las acusaciones contra el gobierno sionista ante la Corte Internacional de Justicia, pero por el otro mantiene las relaciones comerciales, militares y diplomáticas con ese Estado paria.

Israel mata en público y el mundo voltea el rostro, justo cuando hay la tecnología para ver todo de primera mano. ¿Es esto evolución?