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Por Roberto Morejón

Mientras en Estados Unidos legisladores de alegado origen cubano y el Departamento norteamericano de Estado maniobran para prolongar una injusticia contra la mayor de las Antillas, en la OEA no pueden opacar voces que denuncian tal atropello.

El ministro colombiano de Relaciones Exteriores, Luis Gilberto Murillo, abogó por la exclusión de Cuba de la arbitraria lista de naciones que, según Washington, patrocinan el terrorismo.

El jefe de la diplomacia colombiana hizo el llamado nada menos que en el período ordinario de sesiones número 54 de la OEA, en Paraguay.

Murillo opinó que la mayor de las Antillas ha jugado un papel que calificó de crucial en los acuerdos de paz con las extintas Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia y en las negociaciones con el insurgente Ejército de Liberación Nacional.

Tan categórica expresión rechaza las maniobras del expresidente Iván Duque, quien por intereses políticos instó a Estados Unidos a devolver a La Habana a la enumeración de países que, según la potencia del Norte, auspician el terrorismo.

Seducidos por aquella artimaña, aun hoy el gobierno estadounidense y legisladores de invocada raíz cubana tratan desesperadamente de impedir que la mayor de las Antillas sea excluida de la viciada enumeración.

No les importa que el vocero del secretario general de la ONU, Stéphane Dujarric, aprecie los esfuerzos de Cuba en procesos de mediación y considere contradictoria su permanencia en el cuadro de los que supuestamente amparan el terrorismo.

A contrapelo de una posición como la referida, dos congresistas estadounidenses impusieron en la Cámara de Representantes una legislación sobre gastos del Departamento de Estado, para impedirle pueda extraer a la nación caribeña de la arbitraria relación de países.

El Ministerio cubano de Relaciones Exteriores destacó que los congresistas anticubanos hicieron uso de métodos corruptos y gansteriles para movilizar al bloque republicano en la Cámara y aprobar la legislación.

Ellos saben que no existen pruebas, pero sus motivaciones se remontan a la ambición de lograr la asfixia económica de Cuba, pues la permanencia en la lista limita su comercio y el acceso a créditos.

Se trata de una realidad de la que han tomado nota el segundo foro social de la CELAC, Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños, en Honduras y la organización Internacional Progresista, que agrupa a 83 partidos.

Esos foros se insertan en una comunidad internacional que mayoritariamente considera que la lista de Estados patrocinadores del terrorismo va en contra de los principios fundamentales y las normas del Derecho Internacional.