Francia elecciones. Imagen:EFE
por Guillermo Alvarado
Una amplia coalición de fuerzas políticas, donde participaron desde aliados hasta adversarios, logró impedir que la extrema derecha francesa, encabezada por el partido Agrupación Nacional, de Marine le Pen, alcanzara la mayoría absoluta en la Asamblea Nacional y pudiera gobernar por sí sólo.
Fue una verdadera cruzada nacional la que se llevó a cabo en apenas una semana, pues luego de la primera vuelta de los comicios legislativos, realizada el 30 de junio, el extremismo aparecía a la cabeza de todas las proyecciones, lo cual habría sido un duro golpe para los esfuerzos progresistas.
Finalmente el ganador en una votación con asistencia récord del 59,71% fue el Nuevo Frente Popular, donde están agrupados socialistas, comunistas y los seguidores de Jean-Luc Mélenchon, fundador del movimiento La Francia Insumisa, que logró 190 de 577 diputados.
El segundo lugar fue para la revivida coalición liderada por el presidente francés Emmanuel Macron, con 160 escaños y al tercero fue relegado Agrupación Nacional, que tiene 140 asientos.
Se logró así contener lo que parecía una avalancha de la extrema derecha, temida dentro y fuera del país.
Pasados los festejos en París y otras capitales europeas, viene ahora el momento de enfrentar la realidad y diseñar las estrategias para sacar adelante a un país verdaderamente dividido y donde va a primar una desconfianza básica entre las tres principales fuerzas políticas.
El Nuevo Frente Popular tiene mayoría simple y eso permitiría avizorar un nuevo jefe de gobierno con una buena cantidad de ministros de corte progresista, pero hay que recordar que en política dos más dos, no siempre dan como resultado cuatro.
Macrón no está dispuesto a gobernar con fuerzas progresistas y lo mismo sucede a la inversa. De hecho en esa corriente van las primeras declaraciones tras la consulta en las urnas.
El líder del Partido Socialista, Olivier Faure, ya lo dijo claro al expresar que esta es sobre todo una victoria del Frente Popular que supo unir a la izquierda. No nos prestaremos, añadió a ninguna coalición de opuestos que traicionaría el voto de los franceses y prolonga las políticas macronistas.
El camino que le queda entonces al partido gubernamental Renacimiento es negociar con las menguadas fuerzas de los Republicanos, agrupación fundada por Nicolás Sarkozí.
Es un complejo rompecabezas para el país que de momento, a menos de tres semanas de los Juegos Olímpicos, permanece de hecho sin gobierno.