Foto: Instagram El Necio
Por Roberto Morejón
Como un vulgar usurero, el senador demócrata Robert Menéndez escondió su dinero mal habido en prendas de vestir, sobres, cofres y cajas fuertes, además de ocultar lingotes de oro en armarios, pero un jurado de Nueva York probó que parte de su fortuna la obtuvo por corrupto.
El legislador de alegado origen cubano, aunque nunca pisó este país, fue declarado culpable de nada menos 16 cargos de soborno y corrupción en un juzgado de Nueva York.
A la espera de una sentencia que podría representar décadas de cárcel, Menéndez aún insiste en lo que llama inocencia.
Niega, compungido, que los múltiples obsequios y dólares en su casa sean regalos obtenidos a cambio de favores a empresarios y gobiernos extranjeros.
El acusado, quien entró al Senado en 2006, dijo alegremente que los bienes en su poder son recibidos como algo natural en la actividad de un político, por lo que refleja su peculiar filosofía como servidor público.
Quien llegó a ser presidente del Comité de Relaciones Exteriores del Senado, utilizó su influencia para impedir cualquier acercamiento de Estados Unidos a la mayor de las Antillas o flexibilización del bloqueo.
Junto a otros congresistas de invocado origen cubano, se opuso a los planes de Barack Obama de conversar con La Habana.
Ante el fallo en su contra, aumentaron las voces para que Menéndez dimita como senador y ya los demócratas tienen su sustituto, el congresista Andy Kim.
Opuesto al pacto con Irán, a Nicaragua y a Venezuela, y furibundo defensor de Israel a pesar de su política de exterminio a los palestinos, el político ahora inculpado rechazó que la administración de Joseph Biden siguiera los pasos de Obama en relación con Cuba.
Aunque logró librarse gracias a sus amigos de un anterior proceso judicial por corrupción, esta vez fue abandonado a su suerte dado el cúmulo de evidencias contra él y su esposa.
El sujeto que hoy proclama orígenes humildes para ganar simpatías, aunque vive en una acaudalada comunidad junto al río Hudson en Nueva York, ha sido considerado como “el más republicano de los demócratas”, por sus posiciones ultraconservadoras.
Las pruebas demuestran cuánto mintió, pues hoy exhibe cargos por soborno, extorsión, fraude, obstrucción de la justicia y conspiración.
Embustero profesional, como lo hizo con respecto a Cuba.