Crisis en el Medio Oriente
por Guillermo Alvarado
La tensión ha escalado notablemente en el Oriente Medio luego del reciente ataque con un cohete contra los Altos del Golán, territorio ocupado por Israel, que mató a 12 niños e hirió a unos 30 más cuando se encontraban en un estadio de fútbol.
Tel Aviv responsabilizó con la acción a la organización Hezbollah, a pesar de que esta negó cualquier participación en ese ataque en particular. En realidad esa zona es escenario de intercambio de disparos entre ambas partes prácticamente todos los días.
Sin embargo la agrupación aseguró que todos sus operativos son específicamente contra las fuerzas armadas sionistas y nunca lo han hecho contra objetivos civiles.
Una de las primeras reacciones fue la interrupción de la visita que el primer ministro Benjamín Netanyahu realizaba a Estados Unidos y su retorno a Israel para, según dijo, dirigir las represalias ante la agresión.
El gobernante sionista se dirigió al lugar de los hechos, donde fue rechazado por familiares y amigos de las víctimas, quienes lo acusaron de buscar ventajas políticas con la sangre derramada de los inocentes.
No obstante, la víspera Israel bombardeó siete regiones del sur del Líbano y alertó que las acciones no se quedarán allí, lo cual hace temer una escalada de violencia que podría desencadenar una guerra total entre ambas partes.
De hecho, el mismo secretario norteamericano de Estado, Antony Blinken, pidió realizar esfuerzos para buscar una solución negociada entre el grupo chiita-libanes y las autoridades israelíes.
Hay que señalar, en todo caso, que la posición del funcionario estadounidense es por lo menos ambigua, porque su país, la principal potencia militar del planeta, apoya incondicionalmente a Netanyahu en el genocidio que está practicando contra el pueblo palestino en la Franja de Gaza.
Ser un pirómano en la Franja y jugar al bombero en Líbano por miedo a las consecuencias de un conflicto mayor, habla muy mal del jefe de la diplomacia norteamericana.
Por otro lado, hay que decir que a pesar de la nueva crisis con Hizbollah, el régimen sionista de Israel no ha quitado un gramo a la presión genocida contra Gaza, como lo demuestran los recientes bombardeos que elevaron la cifra de muertos a casi 40 mientras el mundo mira para otra parte.
No olvidar que esa cifra de fallecidos está por debajo de la realidad, pues numerosos cuerpos están bajo los escombros y difícilmente podrán recuperarse algún día.