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Por Guillermo Alvarado

Tal y como se habían advertido los expertos con anterioridad, el debate entre los candidatos a la presidencia de Estados Unidos, Kamala Harris del partido Demócrata, y Donald Trump, por el Republicano, no se tradujo en un movimiento apreciable en la intención de voto de los ciudadanos.

Esto es así porque este tipo de debate está concebido más como un espectáculo, una exhibición donde los contendientes aprovechan para proyectar su imagen y no un análisis a profundidad de los problemas o necesidades más acuciantes de las personas o del país.

Se tocan temas generales, como la economía, sin detallar eventuales programas de gobierno, o la migración con las frases hechas o las ideas pantagruélicas de Trump, sin abordar sus causas fundamentales, que muchas veces están en Estados Unidos y sus políticas regionales y mundiales.

Es así que la inmensa mayoría de los encuestados luego del encuentro está de acuerdo en que la actual vicepresidenta del país salió airosa del debate con más de 20 puntos de ventaja.

Hasta el momento no hay ninguna evidencia de que eso haya impactado en los sondeos de cara a los comicios del 5 de noviembre venidero.

Tampoco impactó mucho el apoyo otorgado a Harris por la popular cantante Taylor Swift, pues según los sondeos apenas el seis por ciento de los entrevistados dijo que el gesto de la artista los inclina más a votar por la aspirante demócrata.

En cambio, 13 de cada cien opinaron en sentido contrario y el 81 por ciento señaló que ese dato no hace ninguna diferencia en sus simpatías.

 El magnate inmobiliario mantiene otro dato a su favor y es que el 42 por ciento de la población lo considera demasiado conservador, mientras el 47 estima a Harris demasiado liberal, una condición que en un país como Estados Unidos no es precisamente ventajosa.

Cuando faltan prácticamente 50 días para los comicios el portal Five Thirty Eight, que hace un promedio de las diferentes encuestas, da a Kamala Harris 48 puntos, frente al 45,4 de Donald Trump.

No es una gran diferencia, pero de todas maneras en un sistema electoral tan complejo como el estadounidense lo que determina no es esa tendencia.

Recordemos que allí no gana el que más votos logre a nivel nacional, sino quien obtenga la mayoría de los 538 electores que surgen proporcionalmente de los 50 estados más el Distrito de Columbia. La pelea, entonces, está centrada allí donde más electores aportan, como California, Texas, Florida, Nueva York, o Pensilvania, donde no hay nada decidido.