Foto: El Popular
Por Guillermo Alvarado
El virtual presidente electo de Estados Unidos, Donald Trump, prepara toda su artillería política y legal para llevar a cabo su programa de deportaciones masivas de migrantes en situación irregular o en proceso de legalización en la potencia norteña, una de las bases de su campaña por la Casa Blanca.
Conocido como Operación Aurora, el proyecto del polémico magnate prevé la expulsión de al menos un millón de personas al año, lo cual incluiría revivir una normativa emitida en 1798, hace más de 200 años, denominada Ley de Enemigos Extranjeros.
Dicha ley permite al presidente de ese país deportar a cualquier persona no ciudadana estadounidense mayor de 14, originaria de un país con el cual Estados Unidos esté en guerra.
La potencia norteña, aunque participa en varios conflictos armados en el planeta, como en Oriente Medio y el este de Europa, legalmente no tiene en estos momentos un enfrentamiento militar con nación alguna, lo cual no impide que Trump se disponga a utilizar ese vetusto instrumento.
No es, por supuesto, lo único con que cuenta, pues durante su campaña fue desgranando poco a poco cómo cumplirá sus nefastas intenciones.
Prevé, por ejemplo, revocar el Estatus de Protección Temporal que permite a personas de varios países vivir y trabajar en Estados Unidos cuando su país enfrenta situaciones extremas, como conflictos armados, reiterados desastres naturales o violaciones generalizadas a los derechos humanos.
Otro proyecto es eliminar el llamado Parole humanitario y exigir a los tribunales aplicar la pena de muerte contra extranjeros que cometan homicidios contra ciudadanos o autoridades estadounidenses.
Sindy Benavides, del programa Latino Victory Project, advirtió que Trump se dispone a ejecutar un retroceso enorme en materia de derechos civiles que tendrá lamentables consecuencias para personas en situación de vulnerabilidad.
El programa antiinmigrantes del presidente electo contempla concluir el polémico muro en la frontera con México y aplicar sanciones a ese país si no aplica medidas drásticas contra quienes utilicen su territorio para tratar de ingresar a Estados Unidos.
Un problema grave es que en estos momentos Donald Trump ya tiene en sus manos la Cámara de Senadores del Congreso y avanza hacia el dominio de la de Representantes, por lo que tendrá vía libre para ejecutar su nefasto programa, que tendrá severos efectos en países de la región donde hay mucha gente que sobrevive gracias a las remesas.
