
China llama la atención a presidente de Estados Unidos
por Guillermo Alvarado
El gobierno de la República Popular China envió un fuerte llamado de atención al presidente de Estados Unidos, Donald Trump, quien pretende resolver desde afuera algunos de los graves problemas internos en su país, en particular el consumo de drogas.
Para nadie es un secreto que la potencia norteña tiene el mayor mercado del uso de estupefacientes del mundo y que no existen prácticamente programas oficiales destinados a la prevención y mucho menos a la atención de los consumidores de estas sustancias.
Por otra parte, para todo el mundo está claro que la demanda es el principal acicate de la oferta y en esta línea el ministro chino de Relaciones Exteriores, Wang Yi, señaló que Washington debe encarar el problema del uso del fentanilo en lugar de imponer aranceles sin motivos justificados.
En la visión del mundo según Donald Trump, los culpables de que la también denominada “droga zombi” sea tan popular en ese país son los demás, en particular China, donde se produce y exporta para uso médico, y Canadá y México, que tienen extensas fronteras con Estados Unidos y presuntamente toleran el contrabando de la sustancia.
En realidad se trata de un problema interno y cualquiera que vea las imágenes, que abundan en las redes sociales, sobre el famoso barrio de Kensington, en la ciudad de Filadelfia, así lo podrá constatar.
Son cientos de personas que deambulan en un estado de semiinconsciencia por los efectos de la droga, que suele estar asociada a otras más peligrosas, como la xilacina, un sedante veterinario que puede causar necrosis en la piel.
Con menor crudeza, quizás, esas escenas se repiten en muchas ciudades de Estados Unidos y hasta ahora, que se sepa al menos, no existe un programa federal destinado a la desintoxicación de los adictos.
Tampoco se sabe cómo operan las mafias internas que reciben los cargamentos del exterior y las distribuyen a los millones de consumidores, o cómo las fabulosas sumas de dinero que ese sucio negocio produce se inserta en el sistema financiero del país.
Estos son problemas que no les corresponde resolver a China, México o Canadá, sino al mismo gobierno de Estados Unidos, que hasta ahora ha privilegiado un enfoque policial, incluso militar, en lugar de atenderlo como lo que efectivamente es, un tema de salud y educación pública.
En lugar de iniciar una guerra arancelaria, que trae graves consecuencias a la economía de su país, Trump debe iniciar campañas destinadas a los jóvenes bajo el principio de que desaparezca la demanda, y desaparecerá la oferta.