por María Josefina Arce
Para los jóvenes de América Latina y el Caribe sigue siendo Cuba el país ideal para cursar sus estudios, de acuerdo con un reciente informe de la UNESCO, Organización de Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura.
Los logros que a lo largo de casi 60 años de revolución exhibe la Mayor de las Antillas en la esfera educacional se han convertido en un incentivo para que estudiantes de otras latitudes deseen continuar su preparación o bien perfeccionarse en los centros cubanos.
No se puede pasar por alto que a partir de la Campaña de alfabetización en 1961, las autoridades invirtieron esfuerzos y recursos para elevar el nivel académico de los cubanos, quienes sin excepción tiene acceso a un sistema educacional gratuito y de calidad.
Cuba tiene la tasa más alta de alfabetización y el mejor nivel de escolarización de América Latina y el Caribe, reconocido por los organismos internacionales.
De igual modo, un informe de la UNESCO, dado a conocer en 2015, enfatiza que la Mayor de las Antillas es el único país de América Latina y el Caribe en alcanzar los objetivos globales de Educación para todos, establecidos en el 2000.
A todos estos avances educacionales se suma que, gracias al marcado carácter solidario y humanista de la revolución cubana, a lo largo de todos estos años el gobierno ha otorgado becas a jóvenes de familias humildes, los que han podido estudiar en el archipiélago y formarse como profesionales.
Son miles que hoy ayudan en sus países de origen a elevar el bienestar de sus compatriotas. Ese es el caso de los numerosos jóvenes que se han formado como médicos en la ELAM, Escuela Latinoamericana de Medicina.
Hace más de tres lustros nació esa institución por iniciativa del líder histórico de la revolución cubana, Fidel Castro, tras el paso por Centroamérica y el Caribe de dos devastadores huracanes: George y Mitch.
Grande ha sido a lo largo de estos años el impacto de esta iniciativa, pues graduados y estudiantes de la ELAM han estado presentes en misiones ante situaciones de desastres naturales.
Así tenemos que en Haití ayudaron a los damnificados más de 700 graduados y estudiantes de la ELAM de una veintena de naciones cuando el terremoto de 2010, también han hecho frente a epidemias de dengue en El Salvador y otras naciones latinoamericanas.
La sensibilidad, solidaridad y humanismo de la revolución, unido a sus constantes avances en la educación, una rama en constante perfeccionamiento, hacen sin dudas, que Cuba siga siendo el país para estudiar preferido por muchos jóvenes latinoamericanos y caribeños.
