por María Josefina Arce
El fenómeno El Niño ha mantenido su intensidad y podría ser uno de los más fuertes en las últimas seis décadas. El avance de este evento supone una seria amenaza para América Latina tanto desde el punto de vista económico, como humano.
Las inundaciones, pero también sequías que provoca a su paso conllevan pérdidas pesqueras, agrícolas, al tiempo que impactan en en el suministro de energía eléctrica.
De ahí que numerosas naciones latinoamericanas, entre ellas Ecuador, se acondicionen para hacer frente a los estragos que provoca. El gobierno que preside Rafael Correa ha adoptado en los últimos meses una serie de medidas que hacen que el país esté más preparado para mitigar los efectos de El Niño.
En este contexto se inscribe la inauguración en las últimas horas por el presidente Correa de los proyectos hídricos Cañar y Naranjal, que posibilitarán proteger 85 000 hectáreas de tierra de inundaciones y las proveerán de riego en épocas de sequía.
Las dos obras incluyen derivadoras, puentes, caminos, represas, mejoramiento de cauces y un río artificial de 23 kilómetros, que llevará el exceso de agua directamente al Golfo.
Ya el pasado año fue puesto en marcha el Multipropósito Chone, una obra postergada por los gobiernos anteriores y necesaria para evitar las inundaciones y sequías que padecían los pobladores del cantón de ese nombre, una de las principales localidades agrícolas y ganaderas del norte de la costera provincia de Manabí.
De acuerdo con las autoridades, Chone y sus alrededores sufrían un promedio de 15 a 20 inundaciones en invierno y en la temporada de verano padecían los estragos de la sequía, con las consabidas pérdidas para la economía local.
El complejo, al que se suma el megaproyecto hídrico de Bulubula, permitirá mitigar los efectos devastadores de El Niño y fomentar la producción agrícola.
La iniciativa de Bulubula por su parte, puso fin a décadas de abandono de gobiernos anteriores que no concretaron esa obra, compuesto por un muro de hormigón de 2.800 metros de longitud que protege a comunidades de las provincias de Guayas y Cañar.
La altura de esta estructura varía de siete a 13 metros y está ubicada en el margen izquierdo del río Bulubulu.
Con una inversión de 2 500 millones de dólares el gobierno del presidente Rafael Correa ha llevado a buen término o están en fase de construcción unos 16 proyectos. Hasta el momento se han protegido cerca de 142 000 hectáreas, que representa el 70% de todo lo hecho en ese camino en toda la historia de Ecuador, al tiempo que se ha cuidado la vida de numerosos ecuatorianos.