Por: Guillermo Alvarado
La cuarta reunión cumbre de la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños, CELAC, comenzó hoy en la capital ecuatoriana en su nivel de ministros de Relaciones Exteriores, quienes tendrán ante sí una intensa agenda que incluye la aprobación del Plan de Acción para 2016, la llamada Agenda 2020, así como temas puntales y urgentes de la realidad regional.
A pesar de algunas disonancias recientes, el grupo constituye la oportunidad de conversar con voz propia sobre la vida en el área, sin la presencia de Estados Unidos y Canadá, así como diseñar la forma en que nuestros países, como bloque, se relacionan con el resto del planeta.
Una de esas disonancias la constituye el actual gobierno argentino, encabezado por Mauricio Macri, quien acudió gustoso a la cita de los ricos en Davos, pero planteó problemas para asistir a la reunión de sus pares. Ya antes de alcanzar el poder, el hoy jefe de Estado de la nación austral anunció que iba a privilegiar otros mecanismos, como la Alianza del Pacífico, que sigue los intereses estadounidenses.
Más allá de estas perturbaciones, los cancilleres de la CELAC y luego los presidentes, se aprestan a consolidar el programa hacia el 2020, adoptado el año pasado en San José, Costa Rica, y que consta de cinco ejes principales, que son la erradicación de la pobreza y las desigualdades; promover la educación, la ciencia y la tecnología; la lucha contra el cambio climático; la infraestructura; y el financiamiento para el desarrollo.
Sobre este esquema básico Latinoamérica y El Caribe deben generar el desarrollo indispensable para el bienestar de sus pueblos, en una región rica en recursos naturales, pero con elevados niveles de desigualdad, tanto entre los países como al interior de varios de ellos.
Entre otros puntos a debatir figura el proceso de paz en Colombia, que la víspera recibió un espaldarazo en el Consejo de Seguridad de la ONU, cuyos 15 miembros votaron por unanimidad monitorear el cese al fuego bilateral cuando éste sea adoptado por los negociadores, que se reúnen en La Habana.
El fin del prolongado conflicto está acorde con la declaración de la CELAC como zona de paz, firmada en la capital de Cuba durante la II Cumbre en 2014.
Punto de atención será la crisis electoral en Haití, donde fue imposible celebrar la segunda ronda de los comicios presidenciales y la situación puede desembocar en un caos de consecuencias insospechadas.
Entre las resoluciones especiales, el grupo debe pronunciarse por el cese inmediato del bloqueo de Estados Unidos contra Cuba, la devolución del territorio ocupado ilegalmente en Guantánamo, además de una declaración que rechaza las políticas de algunos países de establecer medidas de selección de migrantes según su nación de origen, en alusión a la Ley de Ajuste Cubano, aplicada por Washington.
La Cumbre de la CELAC es una buena oportunidad para recordar una vez más el llamado ancestral de los pueblos mayas de “que se llame a todos, que todos se levanten, que no haya un grupo, ni dos de entre nosotros, que se quede atrás de los demás”.