Por Arnaldo Musa
Apenas una semana después de haber sido rechazada la reforma de la Constitución y la posibilidad de una nueva reelección, el presidente de Bolivia, Evo Morales, prosigue andando por caminos alternativos para eliminar el neoliberalismo, aumentar las inversiones en el importante campo electroenérgético e intensificar las políticas de carácter social y de mejoras a la calidad de vida de cada boliviano.
Cierto que el referendo dejó un mal sabor a quienes siempre consideramos que el actual mandatario lograría la aprobación popular, incluso con una gran ventaja.
Pero experiencias anteriores en el cono sur americano, ejemplificadas con los aun recientes ejemplos en Argentina y Venezuela, demostraron la eficacia de una propaganda imperialista de descrédito para los gobiernos progresistas en el poder y de encumbramiento a peones dóciles a la vuelta a la senda neoliberal, de entrega de las riquezas de las naciones a trasnacionales explotadoras.
En el caso boliviano, se vio como el Imperio utilizó la táctica de combinar los ataques directos e indirectos contra Evo con lo que incidían negativamente sobre el movimiento político que lo acompaña en el camino de construir un tipo de socialismo, muy ligado a la tierra, los ancestros indígenas y a lo más sencillo en el pueblo y las comunidades rurales.
Precisamente, en estas zonas se mantuvo la fortaleza gubernamental, que hizo muy estrecho el margen perdedor, pero ventaja adversa al fin y al cabo, que demostró también como el enemigo sabe aprovechar su todavía fuerte arsenal económico mediático para propugnar diferencias entre las razas y hacer endebles a ciertas capas de la población que deben sus adelantos a la actual gobernanza.
Pienso que tanto daño hace esa oligarquía aun fuerte en la nación sudamericana y con antecedentes de intentar dividir geográficamente a Bolivia,, como aquellos entes que se dicen revolucionarios, pero que asumen una posición tan de ultraizquierda que niegan los procesos paso a paso que pudieran fortalecer la vía socialista.
Este extremismo, sin dudas, le hace el juego al enemigo, daña a esferas sociales que se pueden catalogar de clase media y a grupos que se mueven en las esferas estudiantiles.
Así se aprovechan de “la inquietud juvenil” para combatir a un gobernante que ha demostrado que está dispuesto a sacrificarse por los más necesitados, además de defender el derecho del campesino a disfrutar de la tierra que le pertenece.
SIN RETROCESO
Se puede decir que la rancia oligarquía boliviana ganó el primer round de la más reciente pelea contra Evo, pero no esperaba la pronta recuperación y el fuerte “castigo” al que está siendo sometida.
En este contexto, el Presidente boliviano, que aun tiene mandato constitucional hasta el 2019, reiteró que no hay cabida en la nación para el neoliberalismo, y ya ejecuta medidas para hacer descender la pobreza al 8 por ciento en el 2020 y hacerla desaparecer en el 2025, con un asiento real, indiscutible, gracias a un desarrollo económico en continuo ascenso, pese a la crisis y reconocida por el nada amigable Fondo Monetario Internacional.
Naciones Unidas ha puesto como ejemplo a la politica económica y social de Bolivia, por lo cual, a pesar del resultado del referendo, no ha disminuido la ofensiva revolucionaria de los sectores más combativos y empobrecidos del país.
De ahí que los medios propagandísticos al servicio del imperialismo traten de utilizar todos los medios posibles para evitar que Evo siga en el poder, y ya se habla de nuevos intentos para eliminarlo físicamente y crear el descontento en las fuerzas armadas.
La conjura se desarrolla con millonarias campañas mediáticas para seguir incidiendo en la voluntad popular, el avieso manejo de estadísticas y encuestas para tratar de ocultar los esfuerzos y logros oficiales, y una constante guerra sucia y manipuladora desde el Congreso, el Tribunal Constitucional y el propio gobierno, lo cual habla del peligro de que el pueblo boliviano pueda perder al más digno representante de su historia.
Ante esta situación, el Presidente boliviano ha subrayado que continuará la lucha en pro de su pueblo, sin arredrarse ante los obstáculos que el imperialismo y sus “yes man” locales le interpongan.
(Tomado de Cubasí)