Por: Guillermo Alvarado
El presidente de Rusia, Vladimir Putin, ordenó el comienzo de la retirada de sus fuerzas militares del territorio de Siria para dar prioridad a las negociaciones que buscan una solución política al conflicto en la nación levantina, iniciado hace ya cinco años.
De acuerdo con el jefe de Estado ruso, las operaciones coordinadas con el legítimo gobierno de Damasco fueron un éxito y permitieron dar en poco tiempo un vuelco en la lucha contra las agrupaciones terroristas.
Agregó que la retirada será un estímulo importante a la búsqueda de una solución negociada al conflicto, si bien señaló que la base naval de Tartus y el aeródromo de Hmeymin, utilizados por las tropas rusas en Siria, seguirán funcionando como antes.
Mientras, el ministro de Asuntos Exteriores, Serguei Lavrov, dijo que los resultados alcanzados contra las bandas terroristas en el terreno contribuyeron a crear las condiciones para el avance del proceso político.
La víspera comenzaron en Ginebra, Suiza, las conversaciones entre el gobierno del presidente Bachar Al Assad y grupos opositores con el objetivo de alcanzar un acuerdo de paz para terminar con el derramamiento de sangre y mejorar la situación humanitaria en ese país.
El proceso enfrenta serios escollos, entre ellos la posición de algunas organizaciones, alentadas por Estados Unidos y otras potencias occidentales, que ponen como condición para avanzar en las negociaciones la inmediata salida del poder de Al Assad.
Además, está el hecho de que hay fuerzas políticas involucradas en el conflicto que quedaron fuera de la convocatoria, como ocurre con los kurdos, lo que le resta fuerza a una verdadera discusión sobre el futuro del país.
Por otra parte, a contrapelo de la posición rusa y del inicio de las conversaciones para buscar soluciones pacíficas, las fuerzas encabezadas por Estados Unidos realizaron nuevos ataques aéreos contra el denominado Estado Islámico, sin contar con la anuencia del gobierno sirio.
Damasco consideró estas incursiones como ilegales y violatorias del derecho internacional y de la soberanía del país.
Otro peligro para la paz lo constituye Turquía que de acuerdo con varias denuncias, entre ellas la de la cancillería rusa, ha iniciado una “expansión sigilosa” en el territorio Sirio, donde pretende crear zonas de seguridad.
En esta compleja situación, el enviado especial de la ONU para Siria, Staffan de Mistura, advirtió que no existe otra alternativa que el diálogo entre el gobierno y los opositores para finalizar el conflicto.
Un llamado “plan B” no sería otra cosa que la guerra, inclusive una peor de la que ha ocurrido hasta ahora, dijo el funcionario.
El enfrentamiento impuesto por occidente para forzar un cambio de régimen en Siria por medio del uso de grupos armados costó, según estimados de la ONU, más de 250 mil muertos y unos 11 millones de desplazados internos y refugiados, lo que constituye un verdadero drama humanitario que debe finalizar lo más pronto posible.