Por: Roberto Morejón

La intensificación del fenómeno climático de El Niño puede tener impactos globales al menos hasta la primera mitad de 2016, aunque se puede afirmar que sus consecuencias hasta ahora han sido nefastas en muchas regiones, como África.

Es necesario explicar que El Niño es un proceso climático irregular que tiene lugar al calentarse de forma anormal las aguas superficiales del océano Pacífico Ecuatorial.

Cuando se registra esa anomalía se altera la circulación atmosférica y varía la dirección en la que soplan los vientos hasta generar un mayor calentamiento en el océano.

El evento climático tiene efectos diferentes en distintas regiones, pues puede provocar abundantes lluvias y déficit de precipitaciones.

El presente 2016, que puede ser el año más cálido hasta el moemnto registrado, trae el aumento de la inseguridad alimentaria en África.

En el llamado continente negro, se agudiza el déficit de nutrientes ante las prolongadas sequías provocadas por El Niño que dañaron las cosechas en el 2015.

Los efectos de ese fenómeno se agregan a las huellas dejadas por intensa aridez que sufrió África desde los años 70 del siglo XX, sin precedentes en al menos 200 años, por su duración e intensidad.

Los países más afectados son Malawi, Madagascar y Zimbabue, pero también preocupa la situación en el sur de Zambia, el mayor proveedor de cereales para la producción de pan en la región.

En otras partes del continente, como Sudán o incluso Sudáfrica, se empiezan a registrar graves sequías por la falta de precipitaciones.

En esas regiones, 14 millones de personas pasan hambre, según alertó la FAO, Organización de Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura.

Es oportuno recordar que el régimen de precipitación en el Sahel determina la vida de millones de personas porque la agricultura y la ganadería son de subsistencia.

Los expertos alertaron que África es una de las regiones víctimas de las paradojas del fenómeno natural pues si bien hoy genera sequía, fue a la inversa en los años 1997 y 1998.

Las inundaciones inducidas por El Niño provocaron en ese bienio la muerte de 2 mil personas en África del Este, en el que se considera el proceso climático desusado más fuerte hasta la fecha.

Con la presente aridez en África a causa de El Niño, las instituciones de la región y los organismos especializados de la ONU, en primer lugar el Programa Mundial de Alimentos, se encuentran en alerta.

La inquietud está justificada porque estamos en presencia de una catástrofe natural y de una posible crisis humanitaria.

Como El Niño se siente también en América Latina, es fácil deducir el grave golpe económico y social asestado a gran parte del Sur empobrecido.