Por María Josefina Arce.
El tsunami es un fenómeno natural que ha azotado al mundo durante siglos. Estas olas gigantes y de gran fuerza pueden provocar catástrofes incalculables.
Desde el año 2000 han muerto cientos de miles de personas a causa de terribles tsunamis que ocurrieron alrededor del mundo. Uno de los más recordados es el de 2004 que devastó las costas de Indonesia, Tailandia, Bangladesh, India, Sri Lanka y las Maldivas dejando a su paso unas 250.000 víctimas.
La región del Caribe no escapa a esta problemática. De acuerdo con los expertos, en los últimos 500 años se registraron 75 tsunamis en la zona, lo que representa 10 por ciento del total mundial de los ocurridos en el mismo periodo.
Terremotos, deslizamientos de terreno o de origen volcánico pueden generar ese fenómeno que ha dejado más de dos mil 500 muertos en la región desde mediados del siglo XIX.
De ahí que Cuba y el resto de las naciones caribeñas se preparen para la posible ocurrencia de un fenómeno de tal magnitud, ante el crecimiento demográfico y el aumento de la afluencia de turistas que ha hecho del Caribe una zona vulnerable.
Es así que se creó un sistema de alerta de tsunamis y otras amenazas costeras del Caribe y regiones adyacentes, al que Cuba se sumó recientemente.
Este sistema se puso en marcha en 2005 bajo los auspicios de la UNESCO, Organización de Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura.
Establece una vigilancia a través de estaciones mareográficas, anclajes de boya en aguas oceánicas y modelación matemática de los tsunamis que pueden ocurrir debido a sismos, deslizamientos de tierra y otros eventos geológicos.
Cuba de gran vulnerabilidad por su condición insular también ha participado en ejercicios de preparación ante este fenómeno que se han realizado en la zona.
Precisamente en este mes tuvo lugar en el Caribe un simulacro para reparar eventuales fallas del dispositivo previsto ante la ocurrencia de tsunamis y otras amenazas en la región.
La maniobra permitió comprobar también la eficacia de los agentes encargados de la gestión de situaciones de urgencia, tales como los servicios meteorológicos, guardacostas, cuerpos de socorro, entre otros.
Cerca de 70 mil personas participaron en este ejercicio, que tuvo su antecesor en el efectuado en el 2011.
La preparación que a través de estos mecanismos recibe el personal cubano viene a consolidar el eficaz papel de la Defensa Civil cubana, reconocida a nivel internacional por su rápido accionar ante desastres naturales.
Proteger en todo momento la vida de los cubanos y los objetivos económicos del país es prioridad de la Defensa Civil, que gracias a su preparación ha sido capaz de minimizar la pérdida de vidas humanas y los daños económicos ante la ocurrencia de fenómenos meteorológicos.