Por: Guillermo Alvarado
El rey de España, Felipe VI, inicia este lunes la última ronda de consultas con las agrupaciones políticas representadas en el Parlamento para intentar superar la parálisis política que sufre ese país y formar un nuevo gobierno o, en caso contrario, proceder a la disolución del organismo legislativo y convocar a nuevas elecciones.
En la actualidad funciona un ejecutivo provisional encabezado por Mariano Rajoy, del conservador Partido Popular, PP, cuyo capital político atravieza por uno de sus momentos más bajos, como lo demuestra la negativa en dos ocasiones del desprestigiado político de someterse a un voto de confianza ante los diputados para continuar su mandato.
En los comicios generales del 20 de diciembre pasado el PP logró la mayor votación de todos los partidos, pero eso sólo le representó 123 diputados, bastante lejos de los 176 establecidos como mayoría absoluta para poder gobernar otros cuatro años.
Ante el fracaso de Rajoy de formar una coalición con otra fuerzas de derecha, el monarca encargó el 2 de febrero al Partido Socialista Obrero Español, PSOE, y su líder, Pedro Sánchez, intentar resolver el problema, pero esta iniciativa también fracasó.
Como se había previsto, Sánchez no logró sumar a su proyecto a las agrupaciones Podemos, de izquierda, y Ciudadanos, de centro derecha, dos grupos emergentes que por su naturaleza misma son incompatibles entre sí.
El dirigente de Podemos, Pablo Iglesias, tampoco logró convencer al PSOE de hacer un ejecutivo progresista con Izquierda Unida y Compromis, por lo que todas las posibles combinaciones quedaron cerradas.
El 2 de mayo, dentro de una semana exactamente, vence el plazo constitucional para resolver el problema, aunque es posible que luego de esta última ronda de consultas, que debiera terminar el martes, Felipe VI decida adelantar la disolución de las cortes, como se le denomina en ese país aún con fuertes resabios monárquicos, al Parlamento.
El caso es que la ya prolongada crisis comienza a tener efectos negativos en la economía y las relaciones de España con sus socios de la Unión Europea.
Un sondeo elaborado por la firma JP Morgan Asset Management reveló la peor caída en los últimos tres años de la confianza de los inversionistas en la economía y un 37 por ciento de los entrevistados consideraron que la bolsa podría derrumbarse en los próximos seis meses por la falta de un gobierno estable.
Hasta ahora el mercado bursátil español era el favorito de los ahorradores locales, pero en el primer trimestre de 2016 esta preferencia cambió, de acuerdo con la encuesta.
En terreno político hay una señal inequívoca en la decisión de líderes europeos de no convocar a Mariano Rajoy a la cena de este lunes en Alemania con el presidente de Estados Unidos, Barack Obama, donde sí estarán presentes la anfitriona, Angela Merkel, el jefe de Estado francés, François Hollande, y los primeros ministros del Reino Unido, David Cameron, y de Italia, Mateo Renzi.
El tiempo apremia entonces a España para superar la crisis, pero ésta podría prolongarse aún después de las nuevas elecciones generales, en un país donde se vive una gran fragmentación política y crece la desconfianza de la sociedad en los partidos tradicionales, pero no hay
aún fuerza suficiente en los grupos emergentes.