Una mirada a la economía cubana y sus perspectivas en 2016

بقلم: Bárbara Gómez
2016-04-28 20:45:05

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Imagen tomada de archivo

A finales de 2015 se confirmó en las sesiones de la Asamblea Nacional el crecimiento de 4% en la economía cubana, cifra que supera notablemente el 1% de 2014 y el promedio de 2,4% del período 2009-2014, además de colocar al país en el sexto lugar entre los 33 de América Latina y el Caribe, región que de conjunto decreció 0,4%, según datos de la CEPAL.

Entre los factores que más incidieron en ese resultado están el favorable desempeño de la política financiera externa en los últimos años y un escenario internacional más favorable a partir de los impactos indirectos del 17 de diciembre de 2014.

La combinación del impulso al proceso de renegociación y pago de la deuda -un servicio estimado de 5 661 millones de dólares para 2015, lo que representa alrededor del 5% del PIB- con la finalización justo al cierre del año del proceso de renegociación con el Club de París, que decidió una condonación del 70% de los adeudos y facilidades para liquidar el resto en 18 años, elevó notablemente la confianza financiera en el país y -por ende- su capacidad para obtener nuevos créditos.

Este desempeño se reflejó en la mejoría de la calificación de riesgo de Cuba, que la agencia Moody’s elevó a Caa2, lo que significa pasar de una categoría estable a una positiva.

La mejoría en el escenario financiero externo también permitió ejecutar la contratación anticipada de créditos ya desde 2014 y realizar anticipos de liquidez a las empresas para garantizar un mejor ritmo en los suministros importados.

Otra de las consecuencias visibles del nuevo escenario de relaciones con EE.UU. ha sido el crecimiento del número de turistas que visitaron el país en 2015, más de 3,5 millones de arribos, para un crecimiento cercano al 18%, lo que permite suponer ingresos brutos en torno a 3 000 millones de dólares, 14,2% más que en 2014.

Aunque todavía no se cuenta con las cifras totales del valor de las exportaciones e importaciones ejecutadas, se puede apreciar que en las exportaciones de bienes se registró una caída del 48,3% en el precio de la tonelada de níquel entre diciembre de 2014 e igual mes de 2015. Estos precios -salvo algunas oscilaciones- han venido cayendo 64% durante los últimos cinco años en el mercado mundial y no se pronostica que se recuperen por encima del 11% del nivel del 2014 para el 2020.

Por su parte, los precios del azúcar exportable se previeron a 17 centavos la libra, pero alcanzaron niveles sobre 13 a 14 centavos solamente, con una producción en torno a los 1,9 millones de toneladas de azúcar crudo, cifra inferior a lo planificado, aunque creció 17,8% en relación con la zafra anterior.

También resultaron afectadas por la caída en los precios las exportaciones de derivados del petróleo del país, cuyo valor cayó 56% el año pasado.
Globalmente, según estimados de Economist Intelligence Unit, el valor de las exportaciones de bienes disminuyó 15,1% en 2015.

Las importaciones de alimentos se situaron sobre los 1 965 millones de dólares, 4,5% por debajo de 2014, en lo que incidió un discreto nivel de sustitución de importaciones y una caída en los precios promedio del mercado mundial de 20,7% en el año. Esta tendencia a mantener precios bajos al parecer se sostendrá durante los próximos años.

La reducción del precio del petróleo se mantuvo durante 2015. Los precios del WTI bajaron de un promedio de 93.06 USD el barril en 2014 a 49.31 en 2015, para un descenso del 47%. Esta disminución en los precios se previó que tendría un efecto positivo en las importaciones por alrededor de 500 millones de dólares en 2015, aunque habrá que revisar su impacto global considerando sus consecuencias en los ingresos de Venezuela y su incidencia en la exportación de servicios cubanos a ese país.

Las inversiones extranjeras han registrado un modesto incremento, con unos 40 nuevos negocios desde la emisión de la nueva Ley de Inversión Extranjera en marzo de 2014 y los ingresos por este concepto en el pasado año se sitúan en un estimado de 350 millones de dólares.

No obstante, a pesar de los positivos impactos registrados en las finanzas internacionales, los mismos son solo relativos, ya que el bloqueo económico de Estados Unidos continúa teniendo una negativa influencia, acumulado un costo de 121 000 millones de dólares hasta 2014.

De este modo, durante 2015 continuaron presentes las tensiones de liquidez que se agudizaron en la segunda mitad del año.

En ese contexto, resulta de interés examinar el desempeño de los diferentes elementos de la economía interna que tributaron al crecimiento del 4% en 2015.
II

La evolución económica del país en 2015 fue sin dudas favorable al lograrse un crecimiento del 4% en el PIB, de ello el 61,1% en la esfera de la producción material.

Probablemente el mayor avance se logró en las inversiones, que alcanzaron 6 911 millones de pesos frente a 4 729 en 2014, lo que representa un incremento del 46,1% y un cumplimiento de 96% en el plan previsto.

También se elevó el nivel de los inventarios de 12 000 millones de pesos a 19 000 millones en los últimos tres años, lo que cubre el 23% del PIB en 2015, brindando un nivel de aseguramiento creciente para la economía nacional.

De tal forma, ya desde que se elaboró el plan del pasado año se previeron cifras de crecimiento muy superiores al 2014, lo que puede apreciarse en la siguiente tabla donde se incluye lo planificado para 2015 y lo estimado que se obtuvo en ese período en por ciento.

Como ya se señaló en la primera parte de este artículo, una significativa diferencia en la calidad de la gestión macroeconómica radicó en una mayor disponibilidad de financiamiento a partir de una política encaminada a renegociar y pagar una porción significativa de la deuda externa pendiente de liquidación.

Ello permitió contar con créditos desde el verano del 2014 que aseguraron una buena parte de los suministros externos, tomando en cuenta que para alcanzar un crecimiento del 1% en el PIB en las condiciones de Cuba, se requiere un aumento en las importaciones de entre 2 y 3%.

No obstante, no todos los sectores cumplieron en la misma medida el plan previsto y en un grupo de ellos se destacan los resultados alcanzados. Este es el caso de la industria, que de un retroceso en 2014 creció casi 10% en 2015 con significativos aumentos en las producciones de piensos (20,5%), tejidos (22%), madera aserrada (15,6%), pintura (34,5%), jabón de tocador (18,8%), neumáticos (14,6%) y cerveza (7,5%), entre los renglones más importantes.

También la industria azucarera creció y logró una zafra de 1 924 mil toneladas de azúcar, lo que representa un incremento físico de 17,8%, el mayor de los últimos años.

A pesar del negativo impacto de la sequía, la agricultura tuvo un crecimiento de 3,1%, y aunque no se dispone del desglose de este incremento, examinando las cifras de la ONEI sobre ventas de productos agropecuarios hasta septiembre puede observarse que las ventas en el mercado minorista disminuyeron 3,3% en términos físicos y 3,9% en valor. A partir de estos datos se aprecia que en el mercado minorista no se refleja un aumento en la disponibilidad de productos, que pasaron al autoconsumo o se comercializaron por otras vías, no todas autorizadas.

Igualmente, vale destacar que en el año 2015 se continuó la reestructuración del sector estatal agropecuario, en tanto que se extinguieron o fusionaron 23 empresas que presentaban pérdidas continuadas. También se eliminaron los subsidios en los precios de un conjunto de insumos y se rebajaron sus precios entre 30 y 60%, mientras que los precios de acopio se fijaron con márgenes de utilidades entre 30 y 60%.

Todas estas medidas suponían que no se elevaran los precios minoristas, pero eso no se logró, ya que por diversos motivos se reportaron incrementos de estos especialmente en los últimos meses del año.

El debate público a partir de esta situación ha llevado a examinar críticamente el sistema de comercialización de productos del agro, donde evidentemente existe un margen de especulación notable en el precio de venta de diversos de productos. Por otra parte, habría que revisar más detenidamente las fichas de costo de un grupo de productos donde se registran elevados precios en varios insumos, incluyendo aquellos que se venden en las TRD, así como en el costo de la mano de obra agrícola y en los combustibles.

Estos temas requieren de un análisis más integral para arribar a conclusiones mejor fundamentadas. No obstante, sí resulta evidente que ante mercados cuyos precios no están regulados centralmente el Estado debe competir con una oferta creciente para estabilizar o reducir los mismos, tal y como ha venido ocurriendo en casos como la venta liberada de arroz, que requirió una oferta asegurada de 85 000 toneladas el pasado año.

Otras opciones tales como topar precios no van a ofrecer los resultados que se esperan si no se tiene una oferta suficiente para mantenerlos.

En 2015 las construcciones crecieron significativamente luego de una caída en 2014, destacándose el aumento de 22,6% en los recursos para mantenimiento, aunque la cifra de viviendas terminadas solo crece 9,8% en un contexto donde el 40% de las mismas presentan problemas, según el Censo de 2012.

En el balance de la energía se observa que la producción de petróleo equivalente alcanzó 3 891 mil toneladas, para un 2,7% de reducción en 2015, aunque el índice de intensidad energética bajó a 94,5 toneladas por millón de pesos de PIB, 2% menos que el año anterior.

El consumo de combustible fue de 8 206 000 toneladas, del cual se importaron 5 538 000 toneladas (67,5%) y se exportaron 827,3 mil por un valor de 326,7 millones de dólares, 36,6% menos que en 2014, producto de la caída de los precios en el mercado internacional.

En cuanto al presupuesto del Estado, se estimó un déficit de 5,7%, inferior al 6,2% pronosticado. También se continuó financiando una parte sustancial de este déficit mediante bonos de deuda pública, lo que reduce las presiones inflacionarias al no realizarse emisión monetaria.

Los indicadores de empleo y salarios muestran que el empleo estatal disminuyó 3,7%, en tanto que el no estatal creció 1,6%. Este último ya representa el 29% del total. La productividad del trabajo creció 6,7% -por encima de la cifra prevista- y el salario medio llegó a 688 pesos mensuales, un incremento de 17,8%. El índice de desempleo bajó a 2,4%, frente a 3,1% el año anterior.
III

Luego de la elaboración de nueve versiones del plan económico del 2016, que suponían lograr un crecimiento de 4%,3 el país aprobó un plan con el incremento del 2% en el PIB al tomar en cuenta un grupo de elementos objetivos que inciden en una coyuntura externa desfavorable para 2016.

En este sentido, debe insistirse que para que se logre un crecimiento de 1% en el PIB las importaciones deben crecer entre 2 y 3%, por lo que resulta indispensable evaluar cómo financiar un volumen de compras externas que debe crecer proporcionalmente, contando con que el 53% de las mismas se liquidarán mediante créditos comerciales.

Al examinar las perspectivas de los ingresos en divisas a través de las exportaciones, para el presente año se estima que el precio(4) de la tonelada de níquel promedie 10 000 USD, cifra inferior en 15,7% a la del 2015, en tanto que las perspectivas para el 2020 apuntan a un precio de 13 608 USD, 36,1% más elevado que en 2016, pero inferior a los 16 893 USD del 2014. En el caso del azúcar, el precio del 2016 se pronostica que será 16,10 centavos la libra, 16,5% superior al año pasado, pero por debajo de los 17 centavos promedio del 2014.

Adicionalmente se espera que el precio de este año se mantenga sin muchos cambios hasta 2020.

En el caso de las exportaciones de combustibles, la información oficial muestra que de 827,3 mil toneladas exportadas en el 2015 por 326,7 millones de USD, se pasa a 557,7 mil toneladas y 227,8 millones en este año, para una disminución de 32,6% en términos físicos y de 30,3% en valor, todo lo cual refleja el impacto de la caída de los precios del barril de petróleo, que descienden 27,2% en 2016, situándose en 37 USD. Adicionalmente, según los estimados del Banco Mundial, el precio solo alcanzará 58,80 USD en 2020, mostrando una muy lenta recuperación en el futuro próximo.

En cuanto a la exportación de servicios, luego del crecimiento del número de turistas -que alcanzó 17,2% en 2015-, con un ingreso bruto directo estimado en 1 940 millones de USD, este año se ha previsto que el número de visitantes aumente 4,5% para llegar a 3,7 millones, que se calcula pueden aportar entre 500 y 600 millones de dólares adicionales como ingresos brutos totales del sector. No obstante, ya en el primer trimestre el crecimiento se situó en torno al 13%.

Por otro lado, los ingresos por exportación de servicios de fuerza de trabajo calificada se espera que desciendan si consideramos que los principales países receptores, tales como Venezuela y Brasil, muestran -según CEPAL- un pronóstico contractivo este año, con disminuciones del PIB del 6,9 y el 3,5%, respectivamente, que se suman a las caídas ya registradas en el 2015.

En lo que respecta a las importaciones, la factura de alimentos prevista debe alcanzar 1 940 millones de USD, solo 1,3% inferior a la de 2015, en la que se considera lograr una sustitución de compras en el exterior por 58,5 millones de USD, cifra todavía muy modesta.

En este punto no puede dejar de señalarse el negativo impacto de la sequía en la producción agrícola nacional. De igual modo, la dinámica de los precios externos generará un gasto adicional en torno a los 32,8 millones de USD.

De acuerdo con el balance nacional de combustibles, el país consumirá 8 458 000 toneladas este año, lo que significa un incremento de 3% en relación con el año anterior. En ese balance se importarán 5 503 000 toneladas, 1% menos que en 2015, lo que se verá favorecido por la disminución de precios que se pronostica este año. En el balance realizado se supone una disminución del consumo estatal de 10% en las actividades administrativas y 5% en la actividad de servicios.

Uno de los elementos claves a tomar en cuenta en el balance financiero global del país se refiere a la renegociación y pago del servicio de la deuda externa.

Este proceso ha venido desarrollándose favorablemente en los últimos cinco años, destacándose la renegociación con Rusia de la deuda de la antigua URSS, donde se logró la condonación del 90% de los adeudos por unos 35 000 millones de USD -según cifras de los acreedores-; la renegociación pactada con México de 487 millones, que se condonaron en 70%, y a finales del pasado año la renegociación con los integrantes del Club de París por 11 100 millones, de los cuales también se condonó el 70%.

Este proceso, que ha demandado una cifra estimada en 19 206 millones de dólares entre 2011 y 2015, ha permitido restaurar gradualmente la confianza de los acreedores en la capacidad de pago del país, al tiempo que ha creado condiciones indispensables para el desarrollo de la inversión extranjera en Cuba.

Dando continuidad a este proceso, en el plan de 2016 se prevé el pago de 5 299 millones de USD por concepto de servicio de la deuda -lo que representa el 35% del valor de las exportaciones- para retomar créditos por 6 540 millones, es decir, 23% superior a lo pagado. Esta situación contrasta favorablemente con el plan del pasado año, en el que se previó un pago por 5 661 millones para retomar el 98%.

Lo anterior se ha logrado manteniendo una relación deuda/PIB que se ha estabilizado entre el 30 y el 35%, incrementando las reservas internacionales y elevando el volumen de inventarios en el país, que han pasado del 12 al 19% del PIB en los últimos tres años.

La fortaleza financiera que el país ha ido alcanzando gradualmente -aun en medio de la plena vigencia del bloqueo económico de Estados Unidos- permite asumir nuevos créditos en una proporción de hasta el 40-45% del PIB, para asegurar su pago oportuno en el futuro.
IV

Un elemento fundamental para asegurar el crecimiento previsto para el presente año son las inversiones a realizar. En tal sentido, se prevé un volumen de 7 841 millones de pesos, lo que representa un crecimiento de 13,5% en relación con 2015, con la mayor concentración en los siguientes sectores: turismo, 1 312 millones de pesos; energía, 711; sector agropecuario, 608; atención a la sequía y el saneamiento, 381; construcciones y materiales de construcción, 317; industria azucarera, 237; telecomunicaciones, 205; biotecnología, 90, e industria alimentaria, unos 90 millones.

También, como ya se señaló, debe producirse un crecimiento gradual de proyectos de inversión extranjera directa por encima de los 40 ya pactados desde que se aprobó la nueva ley que norma estas operaciones.

Producto de los recursos financieros disponibles y la capacidad de nuevas inversiones a ejecutar, el crecimiento del PIB debe alcanzar 5,9% en el sector agropecuario, aunque esta cifra podrá variar en función de los efectos de la fuerte sequía que afecta al país (se ha anunciado que solo se podrá disponer del 80% del agua demandada en un área a regar que representa alrededor del 16% de la necesaria); 2,2% en la industria azucarera; 13,4% en la construcción; 3% en transporte y comunicaciones; 11,2% en la actividad hotelera y 2,2% en el valor agregado de la generación eléctrica, gas y agua.

También el número de turistas se ha planificado llegue a 3 millones 700 mil en el año, para un incremento de aproximadamente 4,3%, con ingresos brutos -directos e indirectos- que pudieran rebasar los 3 000 millones de dólares.

Por otro lado, se producirán decrecimientos de -8,7% en la minería, afectada por los bajos precios en el mercado internacional; -5,7% en la actividad pesquera y -0,4% en la industria manufacturera, que no cuenta con la disponibilidad de recursos financieros suficientes.

En las finanzas internas se prevé un déficit presupuestario equivalente al 7,1% del PIB, que se financiará en una proporción superior al 70% mediante la emisión de bonos de deuda pública a pagar en 20 años con una tasa máxima de interés del 5% anual. Debe tomarse en cuenta que esto supone el pago gradual de la deuda en cada presupuesto anual, lo que conlleva un límite al gasto corriente de cada año.

También se aprobaron exenciones y bonificaciones fiscales para el sector cooperativo agropecuario con vistas a contribuir a la disminución de los costos de producción y distribución.

Desde el punto de vista de la liquidez en manos de la población, se mantiene el control sobre la base de evitar las presiones inflacionarias, lo que debe lograrse a través de incrementos salariales puntuales asociados solo al crecimiento de la productividad del trabajo, a lo que se suma la extensión de los precios minoristas y mayoristas en pesos cubanos sin subsidios y el mantenimiento de impuestos sobre las ventas, tanto en CUP como en CUC.

En ese contexto, se prevé un crecimiento del índice de precios al consumidor en CUP de entre 0 y 3% en 2016. Al propio tiempo, se estima que el ahorro se mantenga por encima del 60% de la liquidez total y que la misma se ubique entre el 40 y el 45% del PIB.

La proporción macroeconómica entre el crecimiento del salario medio y la productividad debe mantenerse equilibrada, con un incremento de 2% en el salario (que puede llegar al 35,28% del Valor Agregado Bruto) frente a 2,2% en la productividad.

En relación con los precios minoristas de los alimentos -específicamente los de origen agropecuario- el Ministerio de Economía ha ratificado la política estatal de competir para estabilizar los precios y no proceder -como regla- a topar los precios que se mueven en el mercado.

En tal sentido -al igual que el año anterior- se previó sostener los precios estatales con un flujo de oferta que alcanza 110 000 TM de arroz, 12 000 de azúcar refino, 31 000 de chícharo, 15 000 de frijol, 18 000 de harina de trigo, 80 000 de papa y 904 millones de huevos.

Igualmente importante ha sido identificar el crecimiento necesario de la oferta en el mercado y no solo de la producción que enfrenta diferentes destinos, además del mercado minorista de la población.

En resumen, el 2016 se presenta como un año de mayores dificultades en relación a lo alcanzado el año anterior. Cabe apuntar un entorno exterior no favorable por los precios de nuestras principales exportaciones y la contracción en los mercados de los socios comerciales más importantes del país. De otra parte, se mantiene un crecimiento positivo del turismo y también se registra un clima de negocios favorable en terceros países en el contexto del proceso de normalización gradual de relaciones con Estados Unidos, lo cual se manifiesta en un flujo financiero externo más favorable que en 2015, aun sin modificaciones sustanciales del bloqueo económico contra nuestro país.

Internamente se registra un equilibrio adecuado entre el crecimiento del salario medio y la productividad, con un sector empresarial estatal que ya ha pagado salarios superiores a 1 000 pesos mensuales en el 22% de sus empresas.

Frente a ello, las mayores tensiones continúan incrementándose en sectores presupuestados, como la educación y la ciencia, donde los salarios del presente no frenan el éxodo de personal calificado.

También merece atención el deterioro del poder de compra real de las pensiones promedio, que crecieron pero sin lograr compensar el aumento de los precios minoristas en los últimos seis años. No obstante en fecha reciente se produjo una rebaja promedio del 20% en el precio minorista de una serie de artículos básicos -tanto en CUC como en CUP- con vistas a mejorar el poder de compra del peso, lo cual -más allá del nivel de rebaja posible que se implementó- refleja la preocupación del Estado cubano por los ingresos de la población, política que se espera continúe en cuanto las condiciones lo permitan.

De este modo, puede percibirse un avance -no sin dificultades- en el desarrollo del país, donde probablemente un nivel de información superior y una participación más activa de los trabajadores en la gestión económica redundarían en un compromiso mayor en el enfrentamiento a los retos que se avecinan para crecer y compensar los costos de las transformaciones en curso.



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