por María Josefina Arce
Nacidos un 14 de junio, pero de diferentes siglos, al Guerrillero Heroico Ernesto Che Guevara y al Mayor general Antonio Maceo los une más que una fecha, el coraje, la firmeza de su carácter y sus ansias independentistas.
Entereza y sentido de sacrificio distinguen a estas dos figuras que protagonizaron, cada uno en la época que le tocó vivir, hazañas militares que hablan de su valentía y entrega.
Es así que ambos protagonizaron como parte de las luchas por la independencia de Cuba la invasión de Oriente a Occidente. Durante la epopeya que se extendió de 1895 a 1896 se pusieron de relieve las cualidades excepcionales de Maceo como estratega militar.
El Che que a finales de 1958 reeditaría otra invasión de oriente a Occidente, al referirse a la hazaña de Maceo afirmaría que:“Para hacer esto que hoy se puede referir en pocas palabras, se necesitaba un inmenso poder de organización, una inmensa fe en la victoria y en la capacidad de lucha de sus hombres, y un poder de mando extraordinario para ejercerlo día a día, durante años de lucha, en condiciones extremadamente difíciles. No podemos olvidar que en la invasión durante la lucha contra la dictadura de Fulgencio Batista, la Columna número dos llevaría precisamente el nombre de Antonio Maceo, en homenaje al protagonista de lo que muchos especialistas militares consideran como uno de los hechos de armas más audaz de aquella época.
Tanto el Titán de Bronce como el guerrillero cubano-argentino consagraron su vida a luchar por la independencia de Cuba y su ejemplo e ideas han estado presente a lo largo de todos estos años de revolución.
Los cubanos han tenido como baluarte la firmeza inquebrantable de ambos hombres para resistir décadas de constantes agresiones norteamericanas y de un genocida bloqueo que no ha podido vencer al pueblo de la Mayor de las Antillas, ni a su revolución.
El internacionalismo que caracterizó a Maceo y Che también ha estado en la esencia misma de la Revolución. Recordemos que El Titán de Bronce, prometió a su entrañable amigo puertorriqueño Juan Rius Rivera, que cuando Cuba alcanzara su libertad él combatiría en Puerto Rico por la independencia de esa otra Isla vecina, promesa que solo la muerte en punta Brava pudo truncar.
El Che, nacido en Argentina, no dudó en partir hacia otras tierras para brindar su ayuda. En Cuba se sumó a la lucha por su independencia y tras el triunfo revolucionario trabajó con el pueblo cubano hombro con hombro en tareas de la construcción y de la zafra azucarera.
El ejemplo que tanto Maceo como el Che legaron a los cubanos y a los pueblos latinoamericanos es motivo más que suficiente para que cada 14 de junio se rinda homenaje a dos hombres de estirpe noble y brava que hicieron historia.