por Guillermo Alvarado

Las guerras, el hambre, la inseguridad y la represión hicieron que en 2015 más de 65 millones de personas tuviesen que abandonar su hogar o su país, un incremento del 9,7 por ciento respecto al año anterior, informó la oficina del Alto Comisionado de la Organización de las Naciones Unidas para los Refugiados, ACNUR.

Se trata de la primera ocasión en la historia en que la cifra de desplazados rebasa los 60 millones, cantidad que es equivalente a la población de varios países.

Si bien las causas de este fenómeno son diversas, los conflictos armados y la pobreza son la principal razón por la cual mucha gente opta por salir de su lugar de residencia en busca de seguridad.

El Alto Comisionado de la ONU, Filippo Grandi, presentó su informe anual en Ginebra y señaló que hoy día vivimos en un mundo desigual y que el aumento de las guerras obliga a millones a buscar un lugar dónde preservar sus vidas.

Un claro ejemplo de esto es el conflicto impuesto a Siria, donde varias potencias occidentales y algunos países árabes crearon una oposición armada extraordinariamente violenta, que en el último lustro devastó a esa nación.

De hecho Siria es el primer emisor de refugiados en la actualidad, con casi cinco millones de personas que huyeron del enfrentamiento.

El segundo sitio lo ocupa Afganistán, víctima de una invasión militar liderada por Estados Unidos con el burdo pretexto de combatir el terrorismo y que mantiene sumida en el caos a esa nación.

Somalía, Sudán del Sur, Sudán, Repùblica Democrática del Congo y Republica Centroafricana, están en este amargo listado, todos ellos con con el común denominador de sufrir conflictos internos y padecer de elevados índices de pobreza.

Entre los 10 países más golpeados por este fenómeno figura uno solo de América Latina: Colombia, donde existe un prolongado enfrentamiento armado de más de medio siglo y actúan numerosos grupos irregulares que siembran el terror entre la población, de manera particular en los campesinos y los indígenas.

Según ACNUR, en 2015 hasta el 51 por ciento de los refugiados son niños, lo que revela otra dura faceta de este drama. Para estos menores el verse obligados a dejar su tierra significa cortar con sus posibilidades de educación, por lo que su futuro está seriamente comprometido.

Jan Egeland, secretario general de la organización no gubernamental Consejo Noruego para los Refugiados, que contribuyó a la redacción del informe, afirmó que los refugiados "son víctimas de una parálisis general" de parte de varios gobiernos, que "renuncian a sus responsabilidades".

Para un elevado número, recordemos, esta manera de escapar hacia la vida suele terminar de una manera abrupta y seguramente nunca se conocerá la cifra exacta de quienes murieron en el trayecto, en uno de los más penosos fenómenos de nuestros días.