por Guillermo Alvarado
El racismo es una de las lacras humanas que persisten en pleno siglo XXI y que disminuye a toda nuestra especie, la hace menor, le resta valor, tanto a quienes lo practican con la absurda ilusión de creerse superior, como a sus víctimas.
La necesidad de poner fin esta práctica fue resaltada por Cuba durante la trigesimo segunda sesión del Consejo de Derechos Humanos, con sede en Ginebra, Suiza, donde la representación de la nación caribeña reiteró el compromiso de contribuir con todas sus fuerzas en esta lucha.
Cuba mantiene la plena vigencia de los compromisos acordados en la histórica Conferencia Mundial contra el Racismo, la Discriminación Racial, la Xenofobia y otras Formas conexas de Intolerancia y enfrenta con decisión los retos aún pendientes hasta alcanzar la plena igualdad.
El asunto es tan serio y tan urgente a nivel internacional que no hay cabida para manipulaciones, politización o campañas malintencionadas, que contribuyen a enrarecer el clima de cooperación e intercambio respetuoso imprescindible para lograr avances en esta materia, dijo Anayansi Rodríguez, representante permanente de la isla ante la Oficina de la ONU en esta ciudad. La advertencia no es para menos, sobre todo en momentos en que surgen brotes de esta conducta, como ocurre por ejemplo en Reino Unido tras el triunfo del sí en el referendo para separar a esa nación de la Unión Europea.
Uno de los hechos más preocupantes ocurrió en una escuela de la pequeña comunidad de Huntingdon, cercana a Londres, donde desconocidos colocaron carteles conminando a los extranjeros a abandonar el país.
El alcalde de Londres, Sadiq Khan, llamó a los ciudadanos a estar en guardia contra las agresiones xenófobas y racistas y defender lo que calificó como una fantástica mezcla de diversidad y tolerancia, pero los ataques siguen latentes.
Otras formas de racismo preocupan más, como aquel que se practica en silencio, de manera casi inadvertida contra poblaciones originarias en muchos países de nuestra región. En México una exposición denominada “imágenes para ver-te” confronta al espectador contra ideas que lleva por dentro y no ha descubierto.
Discriminar a otro ser humano por el color de la piel y los rasgos físicos, por la manera de hablar y de vestir es un hecho cotidiano en la sociedad mexicana, como sucede en muchas partes del mundo, pero aquí no se habla de ello, aseguró César Carrillo, curador de la muestra.
Sea en sus manifestaciones más virulentas o las más disfrazadas, el racismo forma parte de las taras que nuestra especie no ha logrado superar y que han servido de excusa para acontecimientos brutales en nuestra historia, como la esclavitud, o el exterminio nazi en la primera mitad del siglo pasado, lecciones aún pendientes de comprender por muchos de entre nosotros.