por María Josefina Arce
El poder judicial asestó un duro golpe al plan migratorio del presidente norteamericano, Barack Obama, quien no ha podido cumplir su promesa electoral de 2008 de una reforma migratoria y por el contrario, dejará como legado ser el jefe de estado con el mayor número de deportaciones.
En días recientes el Tribunal Supremo estadounidense decidió bloquear el plan migratorio de Barack Obama, destinado a frenar la expulsión de territorio norteamericano de casi 5 millones de personas.
El duro revés para el presidente estadounidense, a siete meses del fin de su mandato, mantiene vigente de esa forma una decisión de un tribunal inferior que deja en un limbo jurídico a millones de inmigrantes, en un tema de particular sensibilidad en un año electoral.
A lo largo de su mandato, Obama ha enfrentado fuertes críticas porque no sólo no ha cumplido con sus promesas electorales en materia migratoria, sino porque bajo su gobierno se endureció la postura en contra de indocumentados con mayor número de deportaciones y allanamientos en busca de inmigrantes que están de forma irregular en Estados Unidos.
En 2014, tras la oposición a su reforma en un Congreso republicano, el primer mandatario emitió un decreto ejecutivo para proteger temporalmente de la deportación a los cinco millones de indocumentados.
Las medidas migratorias temporales buscaban regularizar la situación de las personas sin papeles que viven en Estados Unidos desde hace al menos cinco años, sin antecedentes penales y con al menos un hijo nacido en territorio estadounidense.
Se calcula que en Estados Unidos hay más de 11 millones de inmigrantes en situación irregular.
Pero 26 estados con gobiernos republicanos, liderados por Texas, demandaron al gobierno federal en torno a la iniciativa. Los republicanos en el Congreso también apoyaron la demanda de esos territorios.
De acuerdo con los expertos, el resultado presagia que la política migratoria de Estados Unidos será decidida mayormente por las elecciones presidenciales de este año, en una campaña en que la inmigración ya ha surgido como uno de los temas más álgidos.
Ahora habrá que esperar a la batalla en las urnas en noviembre próximo cuando se espera que los electores latinos, cuatro millones más que en los comicios de 2012, pueden pasar factura a los políticos que actuaron contra sus intereses y sus familias.
