por María Josefina Arce

A poco menos de siete meses de concluir su mandato es que el presidente norteamericano, Barack Obama, admite que se han registrado muertes de civiles en los ataques perpetrados por Estados Unidos con drones contra supuestos objetivos terroristas.

Este ha sido durante los dos mandatos de Obama uno de los programas del gobierno más criticado, pues estos aparatos, utilizados fundamentalmente en operaciones militares, equivocan en muchas ocasiones el blanco de sus agresiones.

Hasta 116 muertes de no combatientes en sus ataques selectivos en Pakistán, Yemen, Somalia y Libia reconoce solamente el gobierno desde que el presidente Barack Obama llegó al poder en 2009.

Pero el informe difundido por la oficina del Director Nacional de Inteligencia excluye los ataques con drones en Irak, Siria y Afganistán, por considerar que son zonas de guerra y, por tanto, son competencia del Pentágono.

Los datos publicados en los últimos días son los primeros que ofrece el gobierno estadounidense sobre las víctimas de su programa clasificado de ataques selectivos con drones, iniciado por la CIA, Agencia Central de Inteligencia, en 2002 con el entonces presidente, George W. Bush, y que se amplió a gran escala durante el mandato de Obama.

La cifra sin embargo, estiman grupos independientes es mucho más alta y de acuerdo con las investigaciones y datos recopilados durante años podría ser entre 200 y 1 000.

Los expertos estiman que para lanzar un ataque aéreo sobre un objetivo, la CIA requiere una “certeza casi completa” de que no se dañará a civiles, pero, lo cierto es que en muchos casos quienes manejan drones a miles de kilómetros de distancia se basan en una estimación imperfecta, sin saber con certeza quién está en el edificio al que disparan.

El hecho es que estos aviones no tripulados no solo han sembrado muerte y desolación, sino también el miedo entre la población civil, que no sabe cuándo será alcanzada por un misil.

Las operaciones militares norteamericanas con estos aparatos ha ocasionado fuertes tensiones con Pakistán, que incluso ha denunciado ante el Consejo de la ONU para los Derechos Humanos los sistemáticos ataques de drones estadounidenses contra personas y objetivos no militares en su territorio nacional.

La realidad es que la utilización por Estados Unidos de estos aviones asesinos en la supuesta lucha contra el terrorismo que dice librar viene a integrar la larga lista de desmanes y atropellos que ha cometido por todo el mundo.