por María Josefina Arce
Venezuela que en el plano interno sufre desde una guerra económica hasta llamados de la oposición a la violencia, es también objeto de virulentos ataques de la oligarquía latinoamericana, incentivada por los gobiernos de Argentina y Brasil, escenario recientemente este último país de un golpe de estado contra la presidenta elegida democráticamente en las urnas Dilma Rousseff.
Lo cierto es que el antipopular primer mandatario argentino, Mauricio Macri, y el jefe interino de estado brasileño, el golpista Michel Temer, se han prestado para sabotear la asunción de Venezuela a finales de este mes a la presidencia pro témpore del MERCOSUR, Mercado Común del Sur.
Uruguay, que en la actualidad ostenta esa condición, ha sido objeto de constantes presiones para que no entregue el cargo a Caracas. Sin embargo, el gobierno de Tabaré Vázquez ha mantenido una actitud digna y la pasada semana pasada fijó su postura en un comunicado del Ministerio de Relaciones Exteriores al reiterar la posición de entregar la presidencia pro tempore a Venezuela.
El texto manifestó el deseo de que a través del diálogo "respetuoso y profundo", se puedan "superar los importantes problemas que enfrenta, en este momento, el proceso de integración regional".
Sin embargo, ese no es ni remotamente el deseo de Macri y Temer. Recordemos que en su primera declaración pública tras resultar electo presidente de Argentina se refirió de forma agresiva contra el proceso político bolivariano de Venezuela, solicitando que se aplicara a ese país una "cláusula democrática" por una supuesta persecución a los opositores.
No olviden que incluso tuvo la desfachatez de invitar a Buenos Aires a la esposa del ultraderechista Leopoldo López, detenido por incitar a los hechos violentos de 2014 que dejaron más de 40 muertos y unos 800 heridos.
Ya sabemos por dónde viene Macri, quien en pocos meses ha puesto en práctica una política neoliberal, provocando el despido de miles de trabajadores y poniendo en deuda la soberanía argentina al negociar con los fondos buitres.
Por supuesto que de Temer tampoco podemos esperar nada bueno. Golpìsta y seguidor también de una estrategia neoliberal ya busca echar por tierra los avances registrados en Brasil bajo el mandato del Partido de los Trabajadores.
También intenta frenar la asunción de Caracas como presidenta pro témpore del MERCOSUR Paraguay, cuyo gobierno parece olvidar que ese país también fue objeto de los ataques de la derecha que llevaron a un golpe parlamentario contra el presidente constitucional Fernando Lugo.
Aunque la vigésimo Cumbre Social del organismo regional, efectuada hace unos días en Montevideo, respaldó la posición uruguaya al repudiar los intentos de algunos gobiernos de quebrantar la institucionalidad del MERCOSUR, lo cierto es que son muchas las presiones de la derecha que busca por todos los medios desacreditar a Venezuela, una nación que tras el triunfo de la Revolución Bolivariana se ha sabido ganar el respeto y la admiración de muchos en el mundo.