por Roberto Morejón
La Unión de Jóvenes Comunistas, de Cuba, hizo cambios en su dirección sin alterar su misión con las nuevas generaciones, expuestas, como en otras latitudes, a mensajes de la era globalizada que desvirtúan esencias humanistas y afianzan el consumismo.
En una reunión del Comité Nacional de la Unión de Jóvenes Comunistas, el Segundo Secretario del Comité Central del Partido Comunista, José Ramón Machado Ventura, llamó a evitar la ingenuidad en la labor política.
La exhortación es oportuna porque los jóvenes cubanos crecen, estudian, trabajan y comparten entre ellos en un escenario lejos de representar una campana de cristal.
A ellos llegan expresiones de las múltiples tendencias del mundo actual, expandidas mediante redes sociales, Internet, teléfonos móviles, memorias flash y otros soportes.
Junto a los muy positivos avances transmitidos por las novedosas tecnologías, ganan espacios otros destinados a encumbrar el oropel, la desmemoria histórica, la superficialidad y depreciación de la honestidad y el desprendimiento,
La responsabilidad de la vanguardia política juvenil junto a la familia, la escuela y otros resortes de la sociedad es acentuada al velar porque niños y adolescentes se enorgullezcan de sus raíces y descarten el culto a las marcas y patrones del capitalismo.
Esos sellos, promovidos con astucia por canales favorecidos por las nuevas plataformas, desvían la atención de las aspiraciones esenciales del ser humano de participar en programas de acción consecuentes, inclusivos y movilizadores.
Los dirigentes y militantes juveniles cubanos, junto a maestros y la familia, deben alertar sobre la necesidad de asumir desde posiciones valorativas los productos de la multimillonaria industria del entretenimiento y de las corporaciones mediáticas.
La sociedad cubana, enfrentada a acentuadas limitaciones materiales, debe encontrar cauces permanentes para explicar a niños y jóvenes la naturaleza y alcance del socialismo sostenible al que se aspira y puede plasmarse mediante el trabajo creador.
Se trata de un proyecto autóctono y posible a pesar de que ciertas tendencias sitúan la prosperidad personal solo en el Norte industrializado.
La Unión de Jóvenes Comunistas, de Cuba, debe trabajar muy fino para una mayor incorporación de grupos hoy desvinculados del estudio y el mundo laboral.
Y a su vez ayudar a explicar a los de menos edad la complejidad de una etapa nueva, la de relaciones con Estados Unidos, desde donde llegan señales para glorificar la iniciativa privada y la indiferencia.
No por casualidad, el primer vicepresidente Miguel Díaz Canel exhortó a la Unión de Jóvenes Comunistas a un trabajo abnegado, con soporte en las esencias de los cubanos, sus razones y verdades.