por Harold Iglesias
Decidida, fue una palabra fulminante dicha por la cantante Luna Manzanares cuando le pregunté por un vocablo que la definiera.
Quizás por eso me atrevo a presagiar un golpe contundente con su concierto del próximo día 30 de diciembre en el teatro Mella. Recuentos el nombre del espectáculo, tal y como me sucedió cuando puse un pie en su casa de Aldecoa, sitio familiar, de múltiples corridas de mataperreo en mi niñez.
Así, ante su imagen de Iyabó, totalmente vestida de blanco, comenzamos un asalto de preguntas y respuestas, como si de un duelo amistoso espada en mano en el Villa de La Habana de esgrima se tratase:
“El cierre de un ciclo. Etapas de mi carrera que quiero mostrar. Por eso el nombre de recuento. Temas de las novelas Tierras de Fuego y Bajo el mismo Sol, del espíritu de Los Beatles. Además, la última canción que el maestro Juan Formell compuso antes de fallecer, 'La Fantasía', la compuso para mí y para Alejandro Falcón, se llamaba 'Un sueño raro' de hecho, algo desconocido y sumamente especial”.
Tendré como invitados a personas que admiro o que han marcado mi vida. Celebraré mi décimo año de vida artística a partir de la mención Jojazz 2006, el 55 aniversario del teatro Mella, la condecoración que hace poco me entregara el estado francés: “Caballero de la Orden de las artes y letras de la República francesa”...
Pretendo cerrar esta era con potencia, junto a Telmaris, una mujer que admiro muchísimo en toda su dimensión, muy espiritual. Con ella estrenaré un tema mío; tendré a Descemer, productor de mi CD y con quien he trabajado muchísimo; Mauricio Figueiral, súper especial, buen trovador y gran amigo; Raúl Torres, compositor paradigmático y cada día le pongo más sentimiento a lo que hace; Alexander Abreu, me encanta su música y lo admiro”.
Tienes solo 26 años, pero ¿cómo se produjo tu primer contacto con la música?
“La llevo en la sangre desde pequeña. Mi madre, Ana María Nardo, es pintora y realizará una exposición en el contexto de mi concierto. Mi padre era escenógrafo y director de arte. Trabajó con Tomás Gutiérrez Alea y Juan Carlos Tavío, con Teatro Estudio. Siempre estuve marcada de cerca por el arte en varias de sus expresiones.
Mi abuela cantaba muy bien, mi madre también fue actriz de teatro musical, de hecho, protagonizó uno de los últimos teatros musicales de los 90 del pasado siglo en el América (Mary Poppins)”.
Encausarte académicamente, ¿costó?
Pasé por dos momentos en ese sentido. La muerte de mi padre me marcó muchísimo y mami me dijo que a él le hubiese gustado que yo fuera chelista, viendo un día De la Gran Escena, Tenía aptitudes para la pintura, de hecho, aún lo hago en mis ratos libres, pero ese anhelo me dictó el camino.
Me presenté en Guillermo Tomás, en Guanabacoa, por Chelo, pero no me escogieron. Luego conozco a una entrañable amiga, Camila Martell que es primer atril de los segundos violines de la Camerata Romeu. Un día, cuando ella comenzó a estudiar en Caturla la visité y al verla ensayando quedé cautivada.
Ese fue el detonante. Se lo planteé a mi madre, quien me confesó que en lo adelante hasta tendría que desayunar música. Me llevaron nuevamente a los exámenes, esta vez en Paulita Concepción, escuela de nivel elemental y entré en Dirección Coral con primer escalafón”.
¿De qué corrientes musicales bebe Luna?
“Una bien diversa, rica. Mi abuela me arrullaba con 20 años, Mariposita de Primavera, Pensamiento… Papi, lo mismo escuchaba una sonata de Mozart, que Elena Burque, Kc and The Sunshine Band, o Era Fitzgerald.
El jazz siempre estuvo a flor de piel. El empuje definitivo para adentrarme en él me lo dio el roce con otros músicos de mi generación que decidieron aliarse en nivel medio, en el conservatorio Amadeo Roldán, que lo estudiaban técnicamente. Tanto que en segundo año me presenté al Jojazz y alcancé primera mención.
Solía compartir con una excelente baterista muy conocida como lo es Yissy García, de hecho, me acompañó en ese Jojazz; Roger Rizo (tecladista), Emil Santa Cruz, Michel Herrera, Carlos Ríos, Gastón Joya. Todos con presencia fuerte en Jojazz y laureados.
De una forma u otra nuestras carreras musicales se han entrelazado”.
Siempre quise ser solista, y ese suceso del Jojazz fue la confirmación. Trabajé con Emir, con Michel, formé parte de sus agrupaciones. Esos albores fueron sutiles.
En la última décadael Jazz ha tenido un desarrollo considerable.
¿Esa determinación de solista cuando se concretó?
“Terminé Amadeo en el 2009 y comienzo mi carrera en solitario, de aprendizaje. En esa etapa le debo mucho a Haydee Milanés. Con ella aprendí sobre cómo tener una carrera de solista. Era su corista, me dio la posibilidad de contar con los primeros espacios para presentarme ante un público amplio. Pude cantar temas sola y cuando salía de viaje, le reemplazaba…”
El boom mediático llegó con las canciones de Bajo el mismo Sol y Tierras de Fuego
“Una gran amiga, Arema Arega, artista súper interesante, me conectó con esas novelas. Por ella llegué a Tavi y Leyva, sus compositores y eso marcó mi irrupción en los medios. La difusión es muy importante, pero a veces publicitarte no se corresponde con el talento.
A partir de ahí prendió mi carrera. Luego, Junto a Enrique Carballea, mi director musical en el próximo concierto del 30 de diciembre, nos ideamos 'El espíritu de Los Beatles' que fue un proyecto muy espiritual. Entonces nuevamente la imagen de papi y su destino trazado para mí afloró y compartí con excelentes músicos como Alejandro Falcón.
Devino un escalón entre la novela y el CD que compartí con Descemer Bueno, con quien interactué por vez primera en Toulouse, Francia en el 2011. A estas alturas, poseemos una dinámica de trabajo juntos.
¿El teatro musical constituyó un punto de giro en tu carrera?
“De forma inesperada llegó a mi vida, pero me siento feliz interpretándolo. Lamentablemente el público cubano no conoce aún esa faceta. Hicimos un pequeño taller experimental, pero estrenamos este año en París. Un proceso de preparación riguroso, acompañado de horas de estudio actoral, de danza, y esfuerzo físico. Creo que ahí nuevamente me ayudó la influencia familiar, pues actualmente mami es directora de teatro y entre mi literatura tuve a 'Mi vida en el arte', y 'Cómo se forma un actor' de Stanislavski desde bien temprano.
Enfrentarte al monstruo del teatro musical por primera vez te produce un shock. De hecho, cuando apareció este espectáculo de Carmen en mi vida en el 2014, por dos años seguidos me enviaron a Broadway, a recibir clases de actuación y hasta de ballet clásico. El musical demanda conocimientos disímiles y todos los recursos que puedas poseer.
Carmen…
“Llevo un protagónico en un musical basado en una tragedia, sólido dramáticamente de más de dos horas de duración, sumamente complejo. Carmen está casi todo tiempo en escena y eso eleva el rigor de la puesta y la concentración que debo poseer. Trato siempre de no violar mi régimen soy muy estricta y disciplina, con la alimentación incluso”.
Interpretaciones en inglés, dicción impecable, ¿cómo alcanzaste ese nivel de comodidad?
De pequeña constituyó un entretenimiento. Mi hermano habla inglés, francés, alemán y algo de italiano. Los aprendió de manera autodidacta. Con mami también pasé una temporada en Brasil. En lo que otros niños jugaban con carritos, nosotros leíamos el Larousse, enciclopedias, atlas. Diversión útil.
Una cosa es aprenderte una canción, su texto y fonética, otra es hablarlo. Pasa por el pensamiento y a la hora de la interpretación te permite incluso moverte en la improvisación, ganar en calidad con el fraseo. El idioma tiene su esencia musical para entenderlo”.
¿Has pensado en incursionar en géneros bailables?
“Soy cubana. Tengo ritmo pese a no ser una sandunguera. La gente me encuadra en la canción, por ser el género que más he defendido. Siempre nadar contracorriente es difícil, más cuando ya te han colgado esa imagen. Estoy abierta a cualquier proyecto. Quiero que el público entienda ese cambio como transición evolutiva”.
Pasión más allá de la música
“El arte, siempre está en mí, de una forma u otra”.
La familia
“Toneladas de peso con su influencia.Determinante”.
La Fe
“Lo más grande. Un ser humano sin fe no es nada. Hay que creer en algo: una piedra, en ti mismo, en un santo”.
¿Qué te gustaría realizar antes de culminar tu carrera?
“Fundar una escuela, que abrigue varias manifestaciones artísticas, incluidas la literatura y la arquitectura con el nombre de mi padre”.
La Habana
“Nostalgia. No sé cuándo la extraño más, si cuando estoy o cuando no. Caminarla me hace pensarla en el pasado, presente y el futuro, que puede que sea incierto”.
Una canción
“Candil de Nieve”.
Un libro
“El maestro y Margarita”.
Una película
“La vida es silbar y La vida es bella”.
Luna definitivamente no posee eclipses en su proyección. Una hora de plática diáfana, despedida y mirar al futuro como cubanos, bajo el mismo sol, fue nuestro adiós.
(CubaSí)