por Nicanor León Cotayo
Se vuelve a desnudar un secreto a voces que durante años ha existido en los Estados Unidos: cárceles en manos de corporaciones privadas.
El hecho explotó ahora en Tallahassee, capital de la Florida, y consistió en lo siguiente:
Desde allí la periodista Mary Ellen Klas reportó este lunes que funcionarios de sus prisiones “inflaron” pagos hechos a una corporación carcelaria privada.
Esta última operaba en Lake City Correctional Facility, y la maquinación costó millones de dólares a los contribuyentes del territorio.
La estafa saltó durante una auditoría financiera llevada a cabo, entre otros, por un legislador estatal de Miami Beach.
Se trata de David Richardson, demócrata y auditor forense (jubilado), el cual investigó durante siete años los pagos a la CoreCivic de Tennessee, y al final de estos concluyó que tuvieron “excesos” ascendentes, como mínimo, a 16 millones de dólares.
En su informe de nueve páginas, Richardson escribió que lo sucedido fue resultado de una escandalosa ineptitud del gobierno o “un fraude calculado en contra de los contribuyentes”.
El legislador estatal puso además su documento a disposición del Herald/Times.
La periodista Mary Allen Klas puntualizó que Richardson ha efectuado una cruzada, “en solitario” con la intención de exigir limpieza al problemático sistema carcelario de la Florida.
También hizo entrega de una copia de su informe a la inspectora general en jefe de ese estado, Melinda Miguel. A esta última le solicitó llevar a cabo una pesquisa sobre posibles violaciones de tipo criminal en relación con el tratado del Centro Correccional de Lake City, así como de otras prisiones.
“Me parece que ciertos individuos fueron extremadamente incompetentes”, afirmó Richardson en carta dirigida a Miguel.
“Si sus actos fueron intencionales, entonces ellos han participado en una conspiración para estafar al gobierno estatal”, subrayó.
¿Qué arrojó lo sucedido en la cárcel de Lake City que por ahora tiene 894 delincuentes juveniles?
Su contrato, más que propiciar el ahorro esperado, resultó a la inversa con el pago de millones de dólares extraídos a fondos estatales.
Un solo detalle, entre otros de parecido corte, el generoso uso de aires acondicionados para satisfacer a operadores privados que actúan en el mundo carcelero estadounidense.
Observadores muestran su alarma por el ascendente control que ejercen poderosas empresas capitalistas sobre la vida del mundo carcelario de su país.
Tanto, que en numerosas oportunidades, este último semeja más una prolongación subordinada de las primeras. Otra expresión de la libertad que retrata, de pies a cabeza, su democracia.
(CubaSí)
