San Luis o Rolando en las selvas bolivianas

بقلم: Maria Calvo
2017-04-17 15:12:21

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por Froilán González y Adys Cupull

El 25 de abril se cumplen cincuenta años de la caída en combate en las selvas bolivianas  de Eliseo Reyes Rodríguez, (Rolando o Capitán San Luis).

El 20 de noviembre de 1966  llegó a la finca de Ñacahuasú, situada a 30 kilómetros de Lagunillas, capital de la provincia Cordillera, a 271 de  Santa Cruz de la Sierra  y a 1085 de la ciudad de  La Paz.

Rolando formó parte del Ejército de Liberación Nacional de Bolivia integrado por dieciséis cubanos, veintinueve bolivianos, tres peruanos y una argentina-alemana, bajo el mando del Comandante Ernesto Che Guevara, quien lo designó junto al boliviano Inti Peredo Leigue  Comisario Político e integró el grupo del Centro.

Refiriéndose al paisaje de Ñacahuasú, Rolando escribió en su Diario de Campaña: "Hoy estoy en misión de vigilancia en un bello lugar y lamento no tener conmigo una cámara para tomar algunas fotografías de esta zona. 

"Estoy en una montaña que es igual a las más pintorescas que he visto en las películas. A mi derecha el río corre suavemente sobre grandes rocas que producen estruendosas caídas. Más allá del río comienza una cadena de monta­ñas extremadamente empinadas y cubiertas con espesa vegetación y elevándose casi verticalmente desde el arroyo, formando un número de picos. La cumbre de cada uno de éstos está cubierta por una espe­sa neblina mientras más abajo la cálida luz del sol mañanero ilumina el lugar..."

Desde el 1 de febrero de 1967 acompañó al Che en la exploración hasta el Río Grande y Masicurí y cuando regresaban de la agotadora exploración, el día 26 de febrero, el guerrillero boliviano Benjamín Coronado cayó al Río Grande y fue arrastrado por las aguas.

Rolando relató en su diario: "...A las 16:00 tuvo lugar un accidente muy lamen­table y doloroso (...) Yo estaba en ese momento como a 100 metros del lugar; otros camaradas…estaban a 60 metros. Corrimos al lugar y saltamos al agua pero fue imposible encontrarlo. La corriente me llevó por unos 600 metros, mientras estaba buscando, en menos de 10 minutos. Ello da una idea de la rapidez de la corriente en este punto y la profundidad era enorme. Toqué el fondo sólo unas seis veces..."

Benigno (Dariel Alarcón Ramírez) relató que en ese lugar el Río Grande corre más encajonado y rápido, tiene unos 50 metros de ancho y la profundidad debe ser de unos 10 metros, que Rolando se tiró al agua para tratar de salvarlo con riesgo de su propia vida y Jesús Suárez Gayol se tiró también, que el río era una mole de fango que se los llevaba como unos papelitos, pero no se vio más a Benjamín, fue horroroso aquel momento.

En medio de la tristeza, se reanudó la marcha. Al mediodía del 27 de febrero, los guerrilleros divisaron la desembocadura del río Rosita, más grande que el Ñacahuasú, menor que el Masicurí y con sus aguas rojizas.

La tropa carecía de alimentos y ante la grave situación, Rolando le pidió al Che que  le permitiera adelantar camino y buscar alimentos en el Campamento Guerrillero. Por ser el mejor nadador del grupo, fue autorizado por el Che y emprendió viaje a las 15:20 horas y cruzó sin mayores dificultades el imponente río crecido.

Al llegar el Che al Campamento Central, el 20 de marzo  conoció la presencia de los militares que se dirigían hacia donde se encontraban. Se reúne con Rolando y le impartió instrucciones para la avanzada guerrillera.

En su diario Rolando narró: "...Llego al campamento a las 16:00 y le digo a Marcos (Antonio Sánchez Díaz) que las instrucciones de Ramón, (Che) son las siguientes: Colocar una emboscada río abajo donde mejor le parezca. Organizar la defensa a la entrada del campamento. Enviar un grupo de camaradas experimentados río abajo. Al llegar Alejandro, (Gustavo Machín Hoed de Beche) Marcos se reúne con nosotros y decidimos que iré a la emboscada. Con otros cuatro hombres será tendida en la zona de maniobras. Antonio (Orlando Pantoja Tamayo) irá con Miguel (Manuel Hernández Osorio) y Loro (Jorge Vázquez Viaña) en la expedición de reconocimiento. Yo los escoltaré a la Loma del Avispero, a una distancia de hora y media a pie, y volveré a la emboscada. Marcos y Alejandro habrán de atender a la defensa con el resto del personal. Esto se hará el 22, al comienzo del día".

El 23 de marzo se produjo el combate, al referirse a este anotó: "A las 0700, mientras le explicaba la emboscada a Benigno, llegan las fuerzas enemigas. Decido no retirarme. Abro fuego tal como estaba planeado. El fuego dura unos seis minutos, la fuerza enemiga está de acuerdo en ren­dirse. Un balance de las pérdidas del enemigo muestra 7 muertos, 6 heridos y 11 prisioneros de un total de 32 hombres, habiendo es­capado 8 [...] A las 1600 llego al campamento y reporto a Ramón, la acción en la emboscada y la actitud del personal [...]”

El Che calificó el 23 de marzo como día de acontecimientos gue­rreros, y señaló que entre los prisioneros se encontraban el Mayor Hernán Plata Ríos y el Capitán Augusto Silva Bogado. Además, el plan de operaciones.

El 10 de abril, hubo otro combate, donde murió Jesús Suárez Gayol (Rubio) y fue hecho prisionero el Mayor Rubén Sánchez Valdivia, quien sobre  Rolando relató:

 “…estuve frente a Rolando, realmente era un hombre ague­rrido. Lo admiré. Recuerdo que corría velozmente, de un lado para otro, era como una ardilla, con mucha agilidad…”

El 16 de abril los guerrilleros salieron para dejar al francés Regis Debray y al argentino Ciro Roberto Bustos cerca de la población de Muyupampa y el  19 de ese mes, llegó a donde se encontraban los guerrilleros un agente de la CIA que se presentó como periodista anglo chileno, dijo llamarse George Roth.  Los guerrilleros sospecharon porque aparecía como integrante de los Cuerpos de Paz y poseía visa para Puerto Rico. En 1985 en La Paz, una fuente de inteligencia boliviana nos informó que su misión era llevar una sustancia química, proprocionada por la CIA, que debía esparcir entre los guerrilleros.

Era el primer paso para aplicar un método de inteligencia, deno­minado "La Huella Técnica", poco conocida en Bolivia en aquella época, que consistía en utilizar a perros pastores alemanes, convenien­temente adiestrados, para que a través del olfato, identificaran el olor de esa sustancia. La misión de Roth  facilitaría el trabajo de los perros amaestrados, llevados secretamente por los norteamerica­nos a Camiri.

La presencia de estos animales fue descubierta por algunos corres­ponsales de prensa, entre ellos, el conocido periodista mexicano, Luis Suárez, de la revista Siempre, quien en el número 750 de esa publicación escribió, que el jueves 20 de abril se encontraba en Camiri cuando llegaron los perros amaestrados para husmear en la selva y localizar la pista de los guerrilleros, que el descubrimiento de esa reserva canina por los periodistas causó el gran disgustó del servicio de inteligencia militar, porque suponía la revelación de un secreto.

Los guerrilleros permitieron que Roth abandonara la zona el 20 de abril. Debray y  Bustos decidieron salir con él. Ese mismo día llegó una camioneta con una Comisión de Paz, integrada por el médico Mario Cuéllar, el Subprefecto Justino Corcui y el sacerdote alemán Leo Schwartz, quienes informaron que Debray, Bustos y Roth estaban presos.

La Comisión regresó a Muyupampa, donde fueron interrogados. Al sacerdote y al Subprefecto los obligaron a subir a un helicóptero, suministrado por los norteamericanos, para que indicaran el lugar exacto donde estaban los guerrilleros. Después comenzó el bombardeo de tres aviones. 

El 21 de abril,  los 27 combatientes continuaron la marcha hacia Ticucha, donde hicieron contacto con varios campesinos que les prestaron ayuda. Se produjo un combate, donde se extravió el guerrillero boliviano, Jorge Vázquez Viaña, (Loro),

El día 22 de abril salieron en una camioneta y 6 caballos, llegaron a Ticucha a las 3.30 y a las 6:30 al Mesón, donde muy cerca, el cura tenía una casita.  Al día siguiente el Che lo declaró de descanso. Habían dejado atrás Muyupampa, Taperillas, Tapera, Llerena y Ticucha. Toda el área había recibido el impacto de la presencia guerrillera, una zona donde los campesinos fueron amistosos y prestaron colaboración a los guerrilleros.

Sobre el análisis del Che, Rolando escribió en su diario: "[...] Él señala que en esta área están los campesinos entre los cuales debemos establecer nuestra base. Explica que esta vez estaremos en contacto con muchos más campesinos; que debemos tener presente que su primera reacción será de miedo y que es posible que su reacción sea al comienzo poco favorable a la guerrilla y que algunos hasta informen al ejército de nuestra presencia. Nos aconseja que los tratemos cuidadosamente y que nos gane­mos su confianza [...]"

Mientras acampaban en el Mesón una avioneta AT-6 sobrevoló la zona y el Che decidió reforzar la posta. Por la noche impartió las orientaciones para el día siguiente: El día 24 de abril, el  Che se refirió  a la topografía del lugar señalando que se dominaba hasta la casa del último campesino, unos 500 metros antes de la finca del cura donde encontraron marihuana en el sembrado.

El día 25, Harry Villegas Tamayo (Pombo)  avisó que 30 guar­dias avanzaban hacia la casita, luego llegó Antonio (Orlando Pantoja Tamayo) con la noticia de que eran 60 hombres, y que se aprestaban a seguir, momento en que decidieron hacer una emboscada en el camino que da acceso al campamento.

lnti Peredo en su libro “Mi campaña junto al Che” escribió: "[...] nos vimos obligados a luchar en un lugar no apto para la emboscada. Rolando, que era un hombre de gran coraje, se puso en la posición más difícil a la salida de una cueva y tuvo que enfrentarse directa­mente con una ametralladora que le disparó varias ráfagas [...]"

El 25 de abril, seis días después de la visita de Roth, el ejército por primera vez utilizó a los perros. El Che escribió: “Al poco rato apareció la vanguardia que para nuestra sorpresa estaba integrada por 3 pastores alemanes con su guía. Los animales estaban inquietos, pero no me pareció que nos hubieran delatado; sin embargo, siguieron avanzando y tiré sobre el primer perro [...].”

Es significativa la observación sobre la inquietud de los perros, porque el hecho de que sin detectar  a los guerrilleros siguieran avanzando, sugiere que los animales seguían a olores espe­cíficos para los cuales estaban adiestrados, tal como nos había infor­mado en 1985 una fuente de inteligencia boliviana.

El Che continuó escribiendo que Miguel (Manuel Hernández Osorio) mató otro perro, según pudo ver sin confirmar, y que nadie más entró a la emboscada.

Ese día cayó en combate Rolando. Acerca de este he­cho, el Guerrillero Heroico anotó:¨ [...]  Al producirse un alto mandé a Urbano (Leonardo Tamayo Núñez) para que ordenara la retirada pero vino con la noticia de que Rolando estaba herido; lo trajeron al poco rato ya exangüe y murió cuando se empezaba a pa­sarle plasma. Un balazo le había partido el fémur y todo el paquete vásculonervioso; se fue en sangre antes de poder actuar. Hemos per­dido el mejor hombre de la guerrilla, y naturalmente, uno de sus pilares, compañero mío desde que, siendo casi un niño, fue mensajero de la columna 4, hasta la invasión y esta nueva aventura revolucio­naria; de su muerte oscura sólo cabe decir, para un hipotético futuro que pudiera cristalizar; "Tu cadáver pequeño de capitán valiente ha extendido en lo inmenso su metálica forma".

Las palabras entre comillas corresponden  al poema "Canto General", que el poeta  chileno Pablo Neruda, le dedicó a Simón Bolívar.

 Después del combate comenzaron los preparativos para la retirada, los guerrilleros lograron salvar todas las cosas y con el cadáver de Rolando continuaron la marcha. A las tres de la madrugada lo  enterraron  bajo una débil capa de tierra. El Che anotó que el helicóptero descendió dos veces en la casita del cura y la aviación bombardeó donde ellos habían estado.

El 27 de abril las emisoras radiales trasmitieron un parte del ejército en que  consignaba la muerte de un guía civil, el instructor de los perros y el perro Rayo. Alberto Fernández Montes de Oca (Pacho) escribió sobre este su­ceso: "Rolando también combatió contra los perros y a éstos les hicie­ron honores militares”. Según informes bolivianos, también murió el perro Tempestad.

En el resumen del mes de abril, el Che señaló que luego de la última emboscada contra los perros y el instructor es de presumir que se cuidarán mucho de entrar en el monte  y en el de mayo relató que los perros se han de­clarado incompetentes y son retirados de la circulación.

La técnica canina, en la cual la CIA había cifrado las esperanzas del triunfo en su lucha contra la guerrilla, quedó enterrada en esta zona selvática. El entrenador y sus 12 perros no volverían a aparecer en la zona de operaciones.

En nuestras investigaciones en 1984 no encontramos ninguna pista, ni elementos que nos permitiera poder profundizar en la búsqueda del lugar donde enterraron a Rolando, incluso un alemán residente en esa zona, nombrando Dardo, se negó a conversar  y fue poco amable. Otros pobladores relataron que fue colaborador del  ejército. 

En el 2000, la historiadora cubana María del Carmen Ariet, obtuvo la información, que el señor Abel Medrano, quien fuera monaguillo del sacerdote, donde cerca de su casa se produjo el combate del 25 de abril, conocía  donde el cura llevó el cadáver y lo enterró a unos 700 metros del lugar. La historiadora se trasladó a la casa de Medrano y éste la llevó al sitio del entierro. Relató que no fue difícil localizar el lugar, porque, aunque estaba a un kilómetro de distancia, habían colocado piedras, como es costumbre de los pobladores de acuerdo a sus creencias.

Después de las coordinaciones realizadas por el doctor Jorge González al frente del equipo de especialistas cubanos, se procedió a la búsqueda. El 16 de abril del 2000 se cavó en el sitio indicado y la osamenta fue encontrada, identificada, trasladada a Cuba y depositada el 8 de octubre del 2000, en el nicho correspondiente del Complejo Escultórico Ernesto Che Guevara de la ciudad de Santa Clara. Las informaciones del ex monaguillo fueron valiosas para que el equipo de especialistas cubanos  trabajara en el hallazgo.

En el resumen del mes de abril el Che escribió: “Las cosas se presentan dentro de lo normal, aunque debemos lamentar 2 severas pérdidas: Rubio y Rolando: la muerte de este último es un severo golpe, pues lo pensaba dejar a cargo del eventual segundo frente…”

 



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