¿Por qué sería “orgullosamente” una bibliotecaria?

بقلم: Leanne González
2017-06-07 15:33:11

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Brindar un servicio, o la prestación de un libro, no son las únicas labores que puede desempeñar un bibliotecario. Su rol en la sociedad se ha intentado definir desde siglos pasados hasta la actualidad, y siempre se ha circunscrito a en lo antes mencionado y muchas veces malinterpretado: “repartir libros”.

Por ello, a mi entender, nunca ha sido una profesión fácil de asumir y no lo será hasta que no aprehendamos el rol social que un bibliotecario puede y debe cumplir.

La comunicación social cada día encuentra parámetros más exigentes en las diversas formas de presentar la información a través de las iniciativas que potencian, con más fuerza cada día, las nuevas tecnologías de la información; pero conozcamos que la Bibliotecología es una de las cinco disciplinas que conforman las Ciencias de la Información y -aunque ha sido apreciada de manera general como una actividad estática, mecánica, rutinaria-, el quehacer bibliotecario ha demostrado que encierra en sí misma un sustento científico que avala su condición de ciencia.

Como bien afirman Del Castillo y Leal (2006) la génesis de una Ciencia de la Biblioteca se produce a principios del siglo XIX. Ocurre justamente en el año 1808, cuando Martín Scherettinger publicó su estudio conocido por Ciencia de la Biblioteca, donde se explican las especificidades de la incipiente disciplina científica y donde se toman como punto de referencia los procesos que ocurrían en el interior de la institución bibliotecaria como la búsqueda y recuperación de los libros.

 

Esto significa que un bibliotecario no es solo aquel que brinda el servicio de prestar un libro en la biblioteca o de llenar una ficha catalográfica para facilitar a los usuarios la búsqueda de información, sino que es el profesional encargado de sugerir a dichos usuarios- a partir del conocimiento del fondo de su institución- las temáticas y por ende los artículos o libros que más útiles les podrían ser, en función de su necesidad informativa.

 

Es además quien debe tener la capacidad y creatividad de proponer proyectos de investigación, proyectos sociales, diversas iniciativas que aporten conocimientos al desarrollo de la práctica bibliotecaria diaria con la comunidad que lo rodea, con los usuarios que visitan la institución y con el gremio bibliotecario.

 

Se trata de propiciar espacios de recreación y esparcimiento mediante el conocimiento, de intercambiar en un ambiente de diálogo, de crear y desarrollar el propio conocimiento en coordinación con la sociedad, para continuar fomentando la cultura.

Esto significa que debemos dejar de pensar en la “viejita de espejuelos fuera de moda que se dedica “meramente” a custodiar y proteger los libros” para ampliar nuestra visión hacia un profesional responsable sí, responsable con su actividad, con su sociedad, con su trabajo diario de proveer información y conocimiento, de capacitar, de educar y de concientizar que el propio legado no se conforma solo con lo guardado y protegido a través de la historia, sino también con lo que seamos capaces de hacer nosotros mismos a partir del conocimiento de esa historia y para el futuro.

Ese estigma es el que aún nubla todo el trabajo que los bibliotecarios tenemos para ofrecer. “Tenemos” porque pertenezco al gremio y aunque en este momento no lo ejerzo, por todo lo antes mencionado, en un futuro sería “orgullosamente” una bibliotecaria. Feliz día a todos los profesionales de esta especialidad y gracias por existir.

por: Ariadna García Gutiérrez

 

 



التعليق

  • radamés martinez's gravatar
    radamés martinez
    09/06/2017 12:15 pm

    Aburrido y mal escrito este artículo, con todo respeto.


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