El cardiocentro pediátrico William Soler inaugurado en un terreno anexo al capitalino hospital pediátrico William Soler, vela por el corazón de los infantes cubanos desde su fundación por el Comandante en Jefe Fidel Castro Ruz el 26 de agosto de 1986.
Desde entonces, la misión es propiciarle tranquilidad a las familias en cuanto a la atención de sus hijos con problemas del corazón, los cuales son solucionados o aliviados, y garantizar su incorporación más plena posible a la vida familiar y social.
Esta institución es la principal en todo el país, que atiende las afecciones cardiacas en edades pediátricas,es también centro de referencia en el tratamiento de las cardiopatías en edades tempranas de la vida para la Red Cardiopediátrica Nacional, la cual funciona desde 1983.
Durante casi 31 años el cardiocentro ha atendido a miles de pacientes, de los cuales más de 4 500 ya son adultos incorporados a las actividades escolares, sociales y familiares.
Hasta la fecha, se han intervenido por cirugía, aproximadamente 8 500 pacientes, de los cuales 5 000 han sido cirugías a corazón abierto, y 2 500 mediante cateterismo intervencionista.
El cardiocentro desarrolla el trabajo de atención especializada con un equipo multidisciplinario de 365 trabajadores, integrado por pediatras, cardiólogos, cirujanos, anestesistas, intensivistas, imagenólogos, perfusionistas, enfermeros (as), rehabilitadores, sicólogos y estomatólogos, entre otros.
Anualmente se atienden en la institución casi 300 pacientes para cirugía cardiovascular y 150 pacientes para cateterismo intervencionista de hemodinamia.
Como parte del programa que se desarrolla desde la inauguración del cardiocentro, se atiende al niño desde que está en el vientre de la madre, a través del Programa de Diagnóstico Prenatal de Cardiopatías, existente desde 1990.
William Soler padece los efectos del bloqueo impuesto por el Gobierno de los Estados Unidos de manera permanente, el país importa más de medio millón de dólares anuales en medicamentos, que se le ofrecen al paciente de manera gratuita, además, se requiere tecnología de punta, patentada en países del Primer Mundo, para la realización de los procedimientos cardiopediátricos, y es muy difícil obtenerla.
Gracias al sistema de salud cubano, y con el esfuerzo de los trabajadores y profesionales del Cardiocentro William Soler, los niños cardiópatas tienen garantizada la seguridad de su atención y la esperanza de poder llevar una vida útil y feliz.
(JR)