Momentos relevantes en la vida de Martí se atesoran en las tres salas del Museo. De forma cronológica se presentan objetos que tuvieron estrecha relación con el Apóstol. De su niñez y adolescencia se encuentran retratos, documentos, obras y prendas personales no solo del Maestro, sino también de personas que, como él, fueron condenados y castigados por rebelarse contra España.
Una de las piezas exhibidas que más aflicción produce en el visitante es la fotografía y dedicatoria a la madre de ese joven de 17 años, víctima del presidio político. La convicción que encierran esas palabras refleja al hombre que en años posteriores organizaría la lucha independentista en Cuba.
En otra sala se expone lo relacionado con la peregrinación realizada por América, el crecimiento en este período del Apóstol como escritor, pedagogo, orador y, sobre todo, como hombre americano.
De su labor organizativa en los Estados Unidos se exhiben varios documentos a partir de los cuales se ilustra no solo su ascenso como líder de la independencia, sino también el progreso en su relación con importantes personalidades de nuestra historia como Calixto García, Máximo Gómez y Antonio Maceo.
Esta sala cuenta además con varios documentos de incalculable valor para la conformación de nuestra historia. Entre ellos están la portada del periódico “Patria” y los “Estatutos del Partido Revolucionario Cubano”, organización fundada por Martí para la preparación de la Guerra Necesaria.
Es este Museo un lugar de respeto hacia los principios e ideas martianas. Es un espacio en el que se ampara, con celo, fragmentos decisivos de la historia de Cuba y de Martí, como pilar de nuestra nación. La estatua del Apóstol, ubicada en los jardines que antaño fueran las canteras, despide al visitante a la vez que rememora a un hombre que encierra en sí la dignidad humana.
Fuente: Red. Dig.-RReloj.