Por: Rolando Prudencio Briancon
Cuba ha demostrado siempre generosidad con todo el mundo. Es el país más solidario que conozco para con los demás.
El 2012 fue el primer país en enviar ayuda humanitaria a Haití después del devastador terremoto que asoló al país más pobre de Latinoamérica. El 2014
fue el primer país que envío ayuda para combatir el ébola en Sierra Leona Sud África; tal como luego agradeció la presidenta de la Organización Mundial de Salud: Margaret Chan, reconociendo su gran aporte desprendido en la lucha contra este mal.
Pero lo más increíble de esa inconmensurable generosidad de su internacionalismo, que Cuba demuestra con sus pares, es que lo hace en medio de un brutal bloqueo que hace más de medio siglo soporta dando; no lo que le sobra, sino lo que tiene.
Ésa es la razón por la que Cuba se ha ganado el respeto de todas las naciones del mundo que con creces vota a favor de que se levante el embargo
cada año. Aunque muchas de las mismas -reconociéndole su derecho soberano de optar por el modelo económico y político que prefieran- sean
neoliberales y pro capitalistas votan a favor de Cuba. Desde ya quienes votan a favor de que continúe el bloqueo son: EE.UU. e Israel; vale decir
los indeseables imperialistas de siempre, que son los gemelos genocidas que se oponen a una revolución socialista.
En cuanto a los expresidenes Jorge Tuto Quiroga, de Bolivuia, y Andrés Pastrana, de Colombia, -faltaba Chinchilla- recalco que ha sido mucha generosidad que a estos dos indeseables los hayan declarado “inadmisibles”, por cuanto ya en Venezuela, ambos estuvieron instigando la violencia golpista y guarimbera a mediados del año pasado, reuniéndose; y hasta fatuamente fotografiándose con las guarimbas.
Cuba es generosa sin límites, pero no es cándida como para admitir a agentes pro yanquis (yanqui llokjallas “muchacho” de los yanquis les decimos en Bolivia), como Tuto que denigra permanentemente a Cuba y Venezuela -donde ya se metió con las guarimbas- razón por la que Cuba ha preferido, con altura, cortar por lo sano declarándolo inadmisible; cuando por su naturaleza rastrera con los yanquis, no pasa de ser un INDESEABLE.
Vale decir un ser despreciable, que hasta su propia esposa -y norteamericana por si caso- lo despreció y le dio una patada en trasero por ser justamente un: ¡INDESEABLE!
