¿Cuba, el espejo ambiental del Caribe?

بقلم: Martha Ríos
2018-06-05 13:30:01

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En 2007 nació la Nueva Estrategia Ambiental Nacional. Foto: Archivo

Por Lino Lubén Pérez

Cuando el 15 de diciembre de 1972 la Asamblea General de la Organización de Naciones Unidas estableció el cinco de junio como Día Mundial del Medio Ambiente, ya en Cuba la preservación del entorno era una responsabilidad absoluta del Estado.

Tanto es así que su Constitución dispone sobre los recursos naturales,  vivos o no, el lecho y el subsuelo de la zona económico-marítima, en la extensión que fija la ley, conforme con la práctica internacional.

Es más, en 1992 su Carta Magna recibió una  modificación sustancial en su Artículo 27 para incorporar el concepto de Desarrollo Sostenible, una iniciativa lanzada en 1969 por la Unión Internacional de Conservación de la Naturaleza.

Una decisión semejante evidenció el interés de sumar experiencias internacionales a las nacionales después de la Revolución en 1959, cuando la superficie boscosa era apenas del 14 por ciento, la erosión de los suelos abarcaba el 76 por ciento y la capacidad de embalse apenas alcanzaba a 48 millones de metros cúbicos.

Consecuencias de largos períodos de sequía

El escenario ambiental no podía ser más dramático para un pequeño país con escaso saneamiento del 28 por ciento, por lo que desde 1960 comenzaron los primeros pasos encaminados a la creación de capacidades institucionales, con la formación de la Academia de Ciencias de Cuba y centros de investigación.

Surgieron, en cuestión de años, el Ministerio de Ciencia, Tecnología y Medio (CITMA 1994) y la Ley de Medio Ambiente (1997), en tanto la Isla sirvió de sede del Día Mundial del Medio Ambiente (2001) y también de la VI Conferencia de las Partes de la Convención de Desertificación y Sequía.

En 2007 nació la Nueva Estrategia Ambiental Nacional.

Obviamente, la aplicación de su política científica nacional comenzó a arrojar los primeros resultados de los estudios de génesis y clasificación de los suelos, levantamientos geológicos, rehabilitación de ecosistemas degradados, los Atlas Nacional y el Climático,  y la producción de biofertilizantes, biopesticidas y bioactivos naturales.

Además,  se diseñaron mapas de sismicidad y estudios sobre el desarrollo socioeconómico de la montaña, de peligro, vulnerabilidad y riesgo, de ecosistemas priorizados; así como de fuentes renovables de energía.

Hace un año el índice de boscosidad en la nación llegó al 31,2 por ciento  y el 69 por ciento de su área forestal figura en la clasificación de bosques de protección y conservación, según estadísticas del CITMA, organismo concebido también por el propio Comandante en Jefe Fidel Castro.

Solo en las cuencas hidrográficas de interés nacional las plantaciones abarcaron  seis mil 200 hectáreas, debido a la implementación del Programa Nacional de Mejoramiento y Conservación de Suelos, sobre todo a la reforestación de sus áreas y de las fajas forestales de protección de cauces y embalses, que han incrementado sus volúmenes.

Es impresionante la capacidad institucional de Cuba para la preservación del medio ambiente, opinó en La Habana Adriana Dinu, Coordinadora Ejecutiva del Programa de ONU para el Desarrollo (PNUD), en declaraciones exclusivas a la ACN.

He podido comprobar la dimensión de sus legislaciones y el sentido de pertenencia de los dirigentes en su aplicación, afirmó la también la Directora para el Medio Ambiente del PNUD.

Dinu (Rumania) viajó a la capital cubana por primera vez con vistas a asistir al IV Taller Técnico Regional para América Latina y El Caribe de la Iniciativa Global Financiamiento para la Biodiversidad (BIOFIM, por sus siglas en inglés), que sesionó durante tres días en el Hotel Nacional.

Calificó de punteros en la región a los ambientalistas de la ínsula por su labor en la institucionalización de las finanzas destinadas a la conservación de la biodiversidad, sobre la base de un enfoque científico.

La Sierra del Rosario (Artemisa) constituyó en 1985 la primera Reserva de la Biosfera (RB) del archipiélago, seguida por la Península de Guanahacabibes (Pinar del Río); Cuchillas del Toa (Guantánamo-Holguín); Baconao (Santiago de Cuba); Buenavista (Villa Clara, Sancti Spíritus y Ciego de Ávila); y Ciénaga de Zapata (Matanzas).

Las RB son distinguidas por el Programa sobre el Hombre y la Biosfera (MAB), de la UNESCO, como sitios demostrativos de la biodiversidad del planeta y que pueden ser habitados de forma sostenible.

Parque Nacional Alejandro de Humboldt, uno de los sitios más importantes
para la conservación de la flora endémica de Cuba.
Foto: granma.cu

Por lo menos una década empleó un numeroso grupo de investigadores en la elaboración de un  texto revelador, la Lista roja de la flora de Cuba, que arrojó que los dominios antillanos poseen una singular flora, con un estimado de siete mil a siete mil 500 especies.

Es el territorio insular más rico en plantas en el nivel mundial, la primera isla en número de especies por kilómetro cuadrado y una de las siete con mayor porcentaje de endemismo en el planeta.

Sin embargo, sus prioridades a largo plazo están reflejadas en el Plan de Estado para el enfrentamiento al cambio climático, conocido también por Tarea Vida, para contrarrestar los daños que pudieran ocasionar las modificaciones climáticas en los próximos años.

Con un rosario de más flores que espinas, ¿no pudiera crearse el Día Nacional del Medio Ambiente que nos acerca más a nuestras realidades que las internacionales?

(Tomado de la ACN)

Video tomado de la ACN



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