Por Jorge Wejebe Cobo
El 13 de noviembre de 1906 se fundó el Partido Socialista de Cuba con la integración del Partido Obrero Socialista y la Agrupación Socialista Internacional, primeras organizaciones de tendencias marxistas que iniciaron el duro bregar de divulgar la teoría emancipadora de la clase obrera en el adverso contexto de la seudorrepública subordinada al joven imperialismo estadounidense.
Los dirigentes obreros Carlos Baliño y Agustín Martín Veloz (Martinillo), colaboradores de José Martí en las actividades del Partido Revolucionario Cubano, fueron las figuras centrales de la nueva organización quienes tenían en su aval revolucionario la denuncia de la traición a la obra del Apóstol que predominaba en la política y los gobernantes de la época.
El contexto en que se inició el Partido Socialista de Cuba no pudo ser más desfavorable para aquel reducido grupo de luchadores sociales que lo fundaron exactamente un mes después de que comenzara, el 13 de octubre de 1906, la segunda intervención norteamericana, solicitada por el primer presidente Tomás Estrada Palma cuando no pudo concretar sus planes reeleccionistas.
La otra gran fuerza política tradicional, el Partido Liberal opuesto a Estrada Palma, pretendía su oportunidad de llegar al poder en las elecciones de ese año para tener acceso a su cuota de corrupción y beneficios con que funcionaba el supuesto sistema democrático y multipartidista diseñado y aplicado por Washington para asegurarse el control de la Isla.
Las autoridades yanquis durante la intervención se aseguraron de repartir dádivas y corromper por igual a ambos antagonistas, quienes se disputaban el favor de los intereses imperialistas, traicionando el ideal martiano.
Mientras, dentro de las clases populares en sentido general imperaba la frustración y existía entre algunos sectores obreros el anarcosindicalismo, la lucha violenta contra el poder, sin una concepción científica o la lucha en forma de huelga por lograr limitadas reivindicaciones economicistas en el aumento salarial y de condiciones de trabajo.
Faltaban 11 años para la Revolución Bolchevique de 1917 y su máximo teórico e impulsor Vladimir Ilich Lenin, tenía 36 años y estudiaba cómo aplicar las tesis marxistas, pensadas para los países desarrollados europeos en la toma del poder por la clase obrera en su inmenso país donde imperaba un sistema semifeudal.
Debido a los limitados sistemas de comunicaciones de la época y el idioma también era difícil que esas nuevas ideas y debates para la revolución social fueran populares entre los trabajadores cubanos.
Solo considerando estas realidades se puede valorar el gran papel de Carlos Baliño y Agustín Martín Veloz (Martinillo), como iniciadores y divulgadores de las ideas marxistas en una de las más oscuras épocas de la consagración del modelo de sometimiento imperialista de Cuba a su poderoso vecino.
Sin embargo, este intento de partido marxista en la Isla no se diluyó en los avatares de la época y en 1925, Carlos Baliño, seguido por una nueva generación de cubanos representados por Julio Antonio Mella, fundó el primer Partido Comunista de Cuba.
Sería desde entonces la vanguardia de la clase trabajadora. (Tomado de la ACN)