La Habana, 8 dic (RHC) Varios temas están puestos sobre la mesa en esta entrevista concedida por el embajador del Estado Plurinacional de Bolivia, Juan Ramón Quintana, al Boletín Informativo de la Misión Diplomática boliviana en La Habana.
El diplomático señala que “lo primero es celebrar la determinación del órgano electoral de Bolivia que ha interpretado adecuadamente el derecho del presidente Evo Morales y del vicepresidente Álvaro Linera, para postularse a las elecciones del año 2019 en el marco de la Convención de Derechos Humanos de San José, Costa Rica”.
Subraya que “consecuentemente, esto para nosotros es una noticia que nos permite seguir manteniendo la esperanza, la fe, el entusiasmo, de seguir promoviendo el desarrollo de Bolivia, el crecimiento económico,la justicia social”.
“Sin Evo, sin un gobierno de los movimientos sociales, sería catastrófico porque esto supondría replicar el guión y las prácticas abusivas de los poderes fácticos, fundamentalmente, de los organismos financieros internacionales que ven a nuestros países simplemente como objetos de saqueo”, afirma categóricamente.
Expresa que “celebramos esta decisión como producto de una interpretación acorde a lo que fue establecido por el órgano jurisdiccional que es el Tribunal constitucional. Por lo tanto, Evo va a poder ejercer legítima y legalmente sus derechos constitucionales para poder postularse como candidato a la presidencia del Estado Plurinacional de Bolivia”.
Juan Ramón Quintana es un buen analista, por eso, acota rápidamente que “en medio de las luces, también hay sombras. Esas sombras son las que hoy no solamente estamos viviendo en América Latina, sino en el mundo, las sombras de la injusticia, de la arrogancia, del poder imperial, que ha decidido que unos derechos de unos países sean superiores a los derechos de otros estados”.
Al recordar que este 10 de diciembre se conmemora el Día Internacional de los Derechos Humanos, considera que “hay que deplorar la decisión política de estos supuestos abanderados de las democracias, para quienes la democracia que vale es la democracia que ellos deciden, y no los pueblos. Por lo tanto, esto es un atentado a la soberanía de los pueblos que deciden optar por sistemas políticos en los cuales pueden consagrar sus derechos plenamente”.
Advierte que “estamos enfrentando un momento de impostura, estamos viviendo un momento de simulación política en torno a los derechos humanos. Esta materia ha servido en los últimos años como un mecanismo para legitimar la supremacía política de los gobiernos de Occidente, y particularmente de los Estados Unidos, para imponer su proyecto político a escala global”.
“Por lo tanto, los derechos humanos son una plataforma política como son la estrategia de lucha contra el terrorismo, o la estrategia de lucha contra el narcotráfico, porque son prácticamente estrategias de poder, de dominio, de ejercicio de imposición por la vía de la fuerza,de la judicialización o de la violencia”, apunta Juan Ramón Quintana.
Añade que “hoy estamos viendo eso de cara al fenómeno de la migración, pues resulta que hoy los migrantes no tienen derechos, y los migrantes son ciudadanos del mundo. A los migrantes se les ha despojado del derecho de moverse de un lugar a otro, de trasladarse, a los ciudadanos en realidad se les ha despojado ese derecho; y en ese caso particular, a los ciudadanos en Centroamérica, pues resulta que hoy los centroamericanos no tienen el derecho de migrar a otros países”.
Más adelante, puntualiza el funcionario , que “hay una doble violación flagrante a los derechos de estos compatriotas centroamericanos, que hoy los vemos enfrentarse a la brutalidad policial, a la arrogancia de los funcionarios del Departamento de Estado, o de las agencias de seguridad de los Estados Unidos”.
Quintana comenta que “ahora resulta que los centroamericanos no son solamente ciudadanos que no tienen derechos a ejercer la migración, a moverse de un lado para otro; pero además no tienen el derecho a acceder a derechos en su propio territorio donde se les está siendo privado el derecho al trabajo, el derecho a la educación, porque enfrentan gobiernos que terminan secuestrando, expoliando los derechos de los más pobres”.
Sostiene en el diálogo con este Boletín, que “el único derecho que tienen estos hombres y mujeres que están enfrentando el poder descomunal del Norte, es el derecho a morir, que ni siquiera es un derecho, es una fatalidad política, es una decisión política”.
“Pero tenemos también la vergüenza que resulta de la supremacía militar y política de Occidente, de la OTAN, de los países europeos y de Estados Unidos que todos los días se arrogan el derecho de intervenir a las naciones que creen que están violando el orden internacional”, afirma el diplomático.
Recuerda que “se atribuyen el derecho de invadir cuando se les antoja a Irak, en nombre de una descomunal mentira, a Afganistán, a Siria, a Libia, a Yemen. Estas metrópolis que se jactan de ser civilizadas, de ser desarrolladas, de ser democráticas, resultan verdaderas potencias criminales que se han arrogado el derecho de destruir naciones y pueblos enteros”.
“Pero resulta que esas potencias pretenden dar lecciones de democracia al mundo entero, y quieren que nosotros practiquemos los derechos humanos a imagen y semejanza de su voluntad política”, recalca Quintana.
En ese sentido, manifiesta que “hoy vivimos un momento desolador que debiera generar mucho pesimismo, pero debe ocurrir todo lo contrario. Este es un momento de crisis, no solamente de valores, en un contexto de aparente anarquía internacional y de desmantelamiento de las soberanías nacionales, para que subsistan en medio de este aparente desorden los grandes capitanes del capitalismo”.
“Consecuentemente- aclara - este es un momento para reflexionar sobre el contenido, sobre el alcance, sobre la práctica de los verdaderos derechos de los pueblos. ¿Quiénes en América Latina han permitido, más bien impulsado, los derechos humanos reales? El socialismo cubano, que ha permitido que todos los hombres y mujeres sean iguales ante la Ley, que accedan a los servicios básicos fundamentales de salud,educación, seguridad pública”.
Quintana asevera que “Cuba es un ejemplo asombroso de preservar los derechos fundamentales del ser humano, pero además, de contribuir con el internacionalismo al derecho a la vida de otros seres humanos, y no solamente en América Latina, sino en el mundo entero a través de las brigadas médicas, de las misiones humanitarias. Sin embargo, resulta que este es un país condenado por supuestamente violar algunos derechos”.
“Esto es parte de la hipocresía imperial que está hegemonizada por los medios de comunicación, es parte de la doble moral del Imperio que ataca al pueblo en el cual los derechos humanos se han consagrado en la realidad”, asegura el Embajador boliviano.
Juan Ramón Quintana destaca que “lo mismo le ocurre a Venezuela, a Ecuador, a Bolivia. Lo que sucede es que estos grandes proyectos de emancipación de la humanidad, estos grandes proyectos de preservación de la dignidad humana, de la soberanía de los pueblos, son como la cicatriz que se abre a los ojos del Imperio, son experiencias que interpelan su doble moral, su hipocresía, porque son grandes proyectos de emancipación que contrastan con la crueldad del capitalismo para el que no existen derechos humanos”.
Refiere que “el capitalismo en su Biblia económica no admite los derechos humanos, porque los derechos humanos son la antítesis del capitalismo. Vamos a ejercer realmente derechos humanos cuando deje de existir el capitalismo, mientras exista el capitalismo los derechos humanos serán pura retórica para esos países que nos quieren dominar todos los días”.
Por otra parte, en opinión del diplomático boliviano Juan Ramón Quintana, “impedir que Bolivia recupere su salida al mar es una violación flagrante de los derechos humanos porque impide el derecho al desarrollo, a la prosperidad. Cuando una nación como Chile secuestra geográficamente a otra nación como Bolivia, de su acceso soberano al Pacífico, lo que está haciendo es mutilar sus derechos,amputar los derechos que tienen los bolivianos a mantener una convivencia pacífica con el resto del mundo en ultramar”.
En ese sensible y medular asunto, el Embajador anota que “Chile está impidiendo que lo bolivianos puedan desarrollar a plenitud sus capacidades comerciales, económicas, financieras, tecnológicas. Lo que está impidiendo el estado chileno, sus oligarquías, no el pueblo chileno, es la oligarquía chilena encarnada en sus gobiernos de derecha, lo que hacen es cancelar nuestros derechos”.
Subraya que “el ejercicio de amputación que es a su vez el ejercicio de intervención en países que ellos consideran que no cumplen ciertos estándares de derechos humanos, en realidad es una estrategia de imposición. En el caso de Chile, el hecho de no permitir que los bolivianos puedan desarrollarse, puedan prosperar, puedan crecer a mayor velocidad, a mayor ritmo, con mayor volumen, ellos están expresando su miedo, un miedo atroz a que Bolivia sea una potencia económica, financiera, política, cultural, en América del Sur”.
“Esta aparente supremacía militar, geopolítica de Chile sobre Bolivia está fundada en su miedo a que Bolivia sea un país grande, vigoroso, y que pueda competir en las mismas o mejores condiciones que Chile”,
enfatiza el Embajador boliviano.
Alega que “en el gobierno de Evo Morales para los próximos años y con el gobierno de los movimientos sociales, Bolivia se convertirá en una potencia en la que los estándares de derechos humanos, como los de Cuba, serán muchísimo mayores que los estándares de derechos humanos en Chile.”
“Si uno revisa esos estándares chilenos, se sobrepone la retórica de los derechos humanos, porque hay millones de chilenos que están endeudados hasta su quinta generación, porque es una economía salvaje que aplasta toda posibilidad de autonomía económica de los ciudadanos”, precisa Juan Ramón Quintana.
Dice que “en Chile, hoy los derechos humanos siguen el rastro profundo del Pinochetismo, porque los derechos humanos no son un discurso político, no es solamente el recordatorio casi literario de los derechos del ser humano. Este asunto tiene que ver con los modelos políticos, económicos, con el ejercicio del poder”.
“Y en el caso de Chile -cuestiona- que es una democracia que discurre con la participación de menos de un treinta por ciento de la población, porque cuando asisten a una votación, lo hace menos del treinta por ciento real de la sociedad para tener un presidente como el que tienen: ¿cuánto de legitimidad tiene un Presidente con menos del treinta por ciento de la población que vota? Y consecuentemente, con estos modelos políticos y económicos de derecha, los derechos humanos son una quimera”.
El Embajador boliviano reflexiona acerca de “¿cómo se compensa el discurso de los derechos humanos en sociedad neoliberales? Sin dudas, a través de la exaltación del capital, a través de la quimera de la competitividad, a través del sueño y de la ilusión de ser ricos”.
Indica que “hay millones de seres humanos en Chile que sueñan con ser ricos, que sueñan con ser como Piñera, como la derecha chilena,abdicando de su realidad cotidiana”.
“A diferencia de pueblos como el cubano, o el boliviano, que lo que sueñan es construir sociedades donde exista la justicia social, donde todos coman, se vistan, tengan educación, accesible que dignifique la condición humana: ¿cuántos chilenos tienen posibilidades para tener acceso a la educación superior, y cuántos tienen seguro social, cuántos tienen la posibilidad de gozar de unas vacaciones breves, de trabajar a tiempo completo, cuánta deuda tiene cada ciudadano en esas
ciudades que hacen culto al capitalismo?”, reitera el diplomático.
Lamenta, además, que “en realidad, el futuro ya no les pertenece, el futuro pertenece a sistemas financieros para los cuales tienen que trabajar toda la vida en condiciones bueyes”.
En otro momento de la entrevista, al referirse a los nexos bilaterales entre Cuba y Bolivia, el Jefe de la Misión Diplomática boliviana en La Habana reconoce que “ambos países gozan de unas relaciones espléndidas, estamos en un momento de verdad excepcional, en las relaciones políticas, diplomáticas, pero también debemos progresar hacia el mejoramiento de las relaciones económicas, comerciales, pero fundamentalmente, culturales”.
Insiste en que “como decía Fidel, como soñaba y pensaba Martí, solo los pueblos cultos pueden ser libres. Si nosotros queremos cultivar una relación de hermandad entre Cuba y Bolivia, nuestra primera obligación es conocernos, intercambiar nuestros saberes, conocimientos, nuestros talentos, el arte, nuestras expresiones culturales”.
“Los pueblos nos vamos a liberar por la vía de la emancipación de nuestras expresiones culturales. Si la primera rebelión de los pueblos discurre en las almas, en los espíritus, esos espíritus que se vuelcan a las calles, que toman las armas, esos espíritus que escriben la historia son espíritus que han comulgado con la rebelión cultural”,opina Quintana.
En ese sentido, considera que “la cultura es la hermana gemela de la rebelión. La rebelión es hija de la cultura. Entonces, los pueblos cultos, son pueblos rebeldes y libres. Esa es la ecuación, y tenemos entre Cuba y Bolivia que cancelar muchas décadas de incomunicación cultural. Por eso el dúo Buena Fe, que es excepcional, embajadores de la canción de la nueva trova, ofrecen su arte por estos días en Bolivia”.
Al finalizar este diálogo, el Embajador Juan Ramón Quintana adelanta que “luego podrían ir a Bolivia el trovador cubano Tony Ávila, la reconocida cantante Ivette Cepeda, el prestigioso Ballet Nacional de Cuba, y los talentosos niños de La Colmenita. En la medida en que seamos capaces de tejer, de imbricarnos culturalmente entre las escuelas de arte, entre los intelectuales, seremos no solamente libres y rebeldes, sino invencibles”.