Canciller cubano denuncia verdaderas intenciones de EE.UU. hacia Venezuela

بقلم: Martha Ríos
2019-02-20 15:19:20

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Rodríguez reiteró que los cubanos estaremos unidos junto a nuestro Partido Comunista. Foto: Archivo

Intervención del canciller de Cuba, Bruno Rodríguez Parrilla, en conferencia de prensa en el Ministerio de Relaciones Exteriores (Minrex). La Habana, el 19 de febrero de 2019.

 (Versiones Taquigráficas – Consejo de Estado)

Estamos a pocos días del Referendo Constitucional en nuestro país, que concita toda nuestra atención, la movilización de nuestro pueblo y cuya cobertura por parte de los medios que ustedes representan, que ha sido intensa, agradezco.

El Gobierno de la República de Cuba ha denunciado consistentemente que el Gobierno de los Estados Unidos de América prepara una agresión militar contra la República Bolivariana de Venezuela con pretextos humanitarios.

En los discursos del Primer Secretario del Comité Central de nuestro Partido el 26 de julio de 2018 y el primero de enero de 2019, y en los discursos del Presidente de los Consejos de Estado y de Ministros, compañero Miguel Díaz-Canel Bermúdez, en julio del año pasado y en fecha más reciente, se ha alertado sobre las gravísimas consecuencias económicas, políticas, sociales, humanitarias y para la paz y la seguridad regionales que tendría una nueva aventura militar de los Estados Unidos en Nuestra América.

La Declaración del Gobierno Revolucionario, de fecha 13 de febrero, con absoluta responsabilidad y con todos los datos necesarios, afirmó -y reitero- que se están produciendo vuelos de transporte militar estadounidenses, originados en instalaciones militares norteamericanas desde las cuales operan unidades de fuerzas de operaciones especiales y de infantería de marina que se utilizan para realizar acciones encubiertas, e incluso contra líderes o personas llamadas valiosas.

Con absoluto desconocimiento de los gobiernos de los territorios concernidos y total irrespeto por la soberanía de esos Estados, continúa la preparación de una acción militar con pretexto humanitario.

El presidente Donald Trump, ayer en la tarde, y otros altos funcionarios y voceros del Gobierno estadounidense han repetido y confirmado que la opción militar está entre las que se consideran.  Ayer el presidente Trump dijo:  “Todas las opciones son posibles”.

Según la propia prensa de los Estados Unidos, altos mandos militares estadounidenses, que no se ocupan, jamás se han ocupado de ayuda humanitaria, han tenido reuniones con políticos norteamericanos y de otras naciones y han realizado visitas a lugares evidentemente relacionados con el tema que nos ocupa.

Todos asistimos a la fabricación de pretextos humanitarios. Se ha fijado una fecha límite para forzar la entrada de “ayuda humanitaria” mediante la fuerza, lo cual constituye por sí mismo un contrasentido: no es posible que la ayuda verdaderamente humanitaria descanse en la violencia, en la fuerza de las armas o en la violación del Derecho Internacional.

Este mero enfoque es una violación del Derecho Internacional Humanitario que revela la politización de la ayuda humanitaria, como en otros momentos en que se han utilizado causas nobles, de reconocimiento universal, como pretexto para desarrollar agresiones militares.

Habría que preguntarse, ante el establecimiento de una fecha límite, ante la declaración sostenida de que la ayuda humanitaria va a penetrar de todas maneras ese día en territorio venezolano contra la voluntad soberana de su pueblo y la decisión de su Gobierno constitucional, ¿qué objetivos se persiguen?  ¿Cuáles pudieran ser que no sean generar un incidente que ponga en riesgo la vida de civiles, que provoque violencia o circunstancias impredecibles?

En días recientes, se ha hablado de que la ayuda humanitaria podría durar meses o incluso años. Se ha dicho “lo que dure la reconstrucción”. Habría que preguntar a ese senador de la Florida de qué reconstrucción habla.

Estamos hablando de una nación que no está en guerra ni ha sufrido una guerra; pero se sabe que la guerra es excelente negocio para las compañías estadounidenses del complejo militar-industrial y después para las otras la llamada reconstrucción.

El Gobierno de los Estados Unidos continúa ejerciendo presiones a los Estados miembros del Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas para forzar la adopción de una resolución que sería la antesala de una “intervención humanitaria”.

En su articulado contiene el diagnóstico de una situación de quebrantamiento de la paz y la seguridad en esa hermana nación e insta a todos los actores internacionales y de cualquier naturaleza a utilizar las medidas necesarias.

Es conocido por precedentes, incluso recientes, que ese lenguaje generalmente es seguido por otro llamando a zonas de exclusión aérea, protección de civiles, establecimiento de corredores humanitarios al amparo del Capítulo VII de la Carta que autoriza el uso de la fuerza.

Tenemos la esperanza de que el Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas haga prevalecer su vocación y su responsabilidad como el principal garante de la paz y seguridad internacionales y no se preste a aventuras militares.

Llamamos a sus miembros a actuar con apego al Derecho Internacional y a defender la paz, preciosa para la humanidad, para Nuestra América y también para el pueblo venezolano.

El Gobierno de los Estados Unidos ha inventado, ha fabricado en Washington un golpe imperialista, con un “presidente” construido en esa capital del Norte, que no ha funcionado en lo interno.

Podrían citarse numerosas fuentes estadounidenses, medios de prensa acreditados que han dado todos los detalles de la manera en que el golpe fue articulado. Son, aún en estos momentos, brutales las presiones que ejerce el Gobierno de los Estados Unidos contra otros países, tratando de forzar el reconocimiento al supuesto “presidente” autotitulado y proclamado por Washington, o el llamado a nuevas elecciones en la República Bolivariana de Venezuela, anulando las que legítima y constitucionalmente su pueblo ya se dio.

Son conocidas las gestiones que realizan el equipo de Seguridad Nacional de la Casa Blanca, algunos funcionarios del Departamento de Estado y algunas embajadas estadounidenses. Está en marcha, además, una gran operación comunicacional y política, generalmente preludio de acciones de más envergadura de ese Gobierno.

Medidas económicas coercitivas unilaterales y, por lo tanto, ilegales son aplicadas crecientemente contra la hermana República de Venezuela:  el embargo o el congelamiento de activos financieros en terceros países; las presiones tremendas que se producen sobre gobiernos que realizan suministros a Venezuela e incluso a la industria petrolera venezolana; las presiones sobre bancos de terceros países para impedir transacciones financieras legítimas, incluso en terceras monedas; la confiscación, prácticamente robo, de la subsidiaria de PDVSA en los Estados Unidos y otros intereses asentados en ese país.

Estas medidas configuran una gruesa violación del Derecho Internacional y también del Derecho Internacional Humanitario, provocan privaciones y daños humanos y son totalmente incompatibles con hipócritas llamamientos de los mismos responsables de la aplicación de esas crueles medidas a prestar ayuda humanitaria.

Las cifras son obscenas. Se ha hablado de ayuda humanitaria de unos 20 millones de dólares a un país que está siendo privado de más de 30 000 millones de dólares por esas medidas arbitrarias, ilegales e injustas.

El Gobierno de la República de Cuba llama a la comunidad internacional a actuar en defensa de la paz, a evitar, con el esfuerzo conjunto de todos, sin excepción, una intervención militar contra la República Bolivariana de Venezuela.

Solo se puede estar, en este momento crucial donde se deciden la observancia, la vigencia de los principios del Derecho Internacional, de la Carta de las Naciones Unidas; donde se decide que la razón de legitimidad de un gobierno reside en el apoyo y en el voto de su pueblo; donde se decide que ninguna presión foránea puede sustituir el ejercicio soberano de la libre determinación; en estas circunstancias, solo se puede estar a favor o en contra de la paz, solo se puede estar a favor o en contra de la guerra.

Alentamos al Mecanismo de Montevideo, en especial al Gobierno de los Estados Unidos Mexicanos, de la República Oriental del Uruguay, a los gobiernos de la Comunidad del Caribe y del Estado Plurinacional de Bolivia a continuar haciendo sus mayores esfuerzos en estas condiciones de urgencia, para propiciar una solución basada en el diálogo y en el absoluto respeto a la independencia y a la soberanía de Venezuela, y a la validez de los principios del Derecho Internacional, en especial el de No Intervención.

Convocamos a una movilización internacional por la paz, contra la intervención militar de Estados Unidos en América Latina, contra la guerra; por encima de diferencias políticas, de diferencias ideológicas, a favor de un bien supremo de la humanidad que es la paz, que es el derecho a la vida.

Llamamos a todos los gobiernos, parlamentos, fuerzas políticas, movimientos sociales, populares, indígenas, organizaciones gremiales y sociales, sindicatos, campesinos, mujeres, estudiantes, intelectuales y artistas, académicos; especialmente a los comunicadores y periodistas, a ustedes (Señala a los periodistas), a las Organizaciones No Gubernamentales, a los representantes de la sociedad civil.

Al propio tiempo, el Gobierno de la República de Cuba reitera la firme e invariable solidaridad con el presidente constitucional Nicolás Maduro Moros, con la Revolución Bolivariana y Chavista, con la unión cívico-militar de su pueblo, y afirmamos que en la hermana República Bolivariana de Venezuela hay que defender hoy los postulados de la Proclama de la América Latina y el Caribe como Zona de Paz.  Hay que defender hoy allí la soberanía de todos, la independencia de todos y la igualdad soberana de los Estados.

Asistimos asombrados en la tarde de ayer al discurso del presidente Donald Trump. Sorprendentemente decretó el “fin del socialismo” y anunció “un nuevo día” para la humanidad. Proclamó solemnemente que, por primera vez en la historia, habrá un hemisferio libre de socialismo.

Curiosamente habló también de avances en las negociaciones con un gran país socialista y había escogido a otro para sostener una importante cumbre.

¿Cuántas veces personajes en Estados Unidos han decretado el fin del socialismo o el fin de la historia?

El presidente Trump homenajeó a “grandes líderes” presentes en el evento de la Florida:  un gobernador, un par de senadores, un representante, un embajador, todos republicanos fundamentalistas y, cinco minutos después, al parecer, le avisaron o se percató de que  había sido profundamente injusto al omitir el nombre de John Bolton, también allí presente.

Bolton ha sido un armador de guerras durante décadas, el principal organizador del golpe de Estado en Venezuela y un abogado permanente de la opción militar.

El Presidente de los Estados Unidos se refirió a la dignidad humana.  Al parecer olvida que es en el capitalismo y, en particular, en el imperialismo donde prevalece la injusticia, la explotación, la manipulación de las personas.

Criticó la corrupción, quizás sin reconocer que el sistema político norteamericano es corrupto por naturaleza, que es donde imperan los intereses especiales o contribuciones corporativas, donde manda el dinero y ahora los datos, el big data, donde las elecciones se ganan manipulando a la gente.

Habló de democracia, sin mencionar a los millones de ciudadanos estadounidenses mayormente negros e hispanos excluidos del voto; a los 40 millones de pobres, la mitad de ellos niños.

Olvidó mencionar a las más de 500 000 personas que viven sin casa, sin techo en ese país.  Quizás ignora que allí prevalece un patrón racial diferenciado, desde la aplicación de la pena de muerte, el sistema penitenciario, las sanciones judiciales o, incluso, en la brutalidad policial que cuesta vidas de afroamericanos permanentemente.

No mencionó la falta de sindicalización de los trabajadores estadounidenses, ni que las mujeres en ese país carecen del derecho a un salario igual por trabajo igual.

Mencionó a los migrantes venezolanos, pero no habló del muro en el Río Bravo. No mencionó a los menores centroamericanos que son separados cruelmente de sus padres ni de algunas muertes de ellos en detención. No se refirió a la represión de los migrantes, ni de las minorías, ni a los asesinatos a manos de la Patrulla Fronteriza.

El presidente Trump prometió éxito a los golpistas y dijo: “…porque Estados Unidos está detrás de ustedes respaldándolos”.  Parece que no se percata de que el golpe no ha funcionado y que por eso se incrementa la amenaza externa contra Venezuela.

Se presentó como el Jefe de un Estado amante de la paz. Son decenas las guerras provocadas por sucesivos gobiernos de los Estados Unidos. Lanza ahora una nueva carrera armamentista, incluso nuclear. Es el país donde se ha torturado y se tortura. Es el país que llama a la muerte de civiles inocentes en aventuras bélicas “daños colaterales”.

Es el país que ha enviado a decenas de miles de jóvenes estadounidenses como carne de cañón a morir en guerras de despojo imperialistas. Es el país que lanzó una guerra que ha provocado más de un millón de muertos sobre la base de la mentira de la existencia de armas de extermino en masa en Iraq. Algunos de los protagonistas actuales fueron responsables también de aquella y son los que ahora mienten también sobre Venezuela.

Dijo el Presidente que el socialismo no respeta fronteras. Pero aquel es el imperialismo que ocupó militarmente a Cuba más de una vez, que impidió nuestra independencia hasta la entrada en La Habana del Comandante en Jefe Fidel Castro Ruz.

Fue el país que despojó a México de más de la mitad de su territorio, que impuso crueles dictaduras militares en América Latina y que hoy mantiene bases militares agresivas prácticamente en todo el planeta.

Dijo el presidente Trump que el socialismo promete la unidad, pero provoca odio y división.  ¡Extraordinario cinismo, extraordinaria hipocresía! Es el representante de un gobierno amoral, de un sector rechazado, incluso, por los partidos tradicionales estadounidenses, que aplica la política sucia, que atiza con el lenguaje de odio y división la polarización de la sociedad y que incluso altos exponentes conservadores han denunciado porque faltan a las mínimas normas de decencia en la política.

Dijo también el Presidente que nada es menos democrático que el socialismo. Señor presidente Trump, intente una reforma constitucional, haga un referendo de sus políticas, respete la voluntad de sus electores. Recuerde que usted es Presidente habiendo perdido el voto popular por más de tres millones de boletas.

Es infame la acusación del Presidente de los Estados Unidos de que Cuba mantiene un ejército privado en Venezuela. Lo conmino a que presente evidencias. Nuestro Gobierno rechaza esa calumnia en los términos más enérgicos y categóricos, a la vez que reafirma el deber y el compromiso de seguir prestando la modesta cooperación en la que participan algo más de 20 000 cooperantes cubanos, todos civiles, el 94% de ellos de la Salud, otros en Educación, como lo hace en 83 países del mundo.

Los cubanos continuaremos nuestro propio rumbo y nos preparamos para un exitoso referendo en apenas pocos días. Seguiremos trabajando serenos, consagrados, imbuidos de la certeza de que disponemos de las herramientas suficientes para construir nuestro futuro.

Los colaboradores cubanos en Venezuela, durante el sábado y domingo pasados, ejercieron ya su voto en el Referendo. Lo hicieron de manera masiva.

Ellos cuentan a sus familiares, que lógicamente se inquietan por las noticias que se reciben, que pese a las circunstancias, viven con normalidad en Venezuela; que no es cierto que haya cientos de miles de venezolanos muriendo de hambre, como dicen algunos voceros mendaces, y reafirman que continuarán cumpliendo su labor profundamente humanitaria.

Rechazo con firmeza el intento de intimidación del presidente Trump hacia quienes de manera totalmente soberana, en ejercicio de libre determinación, hemos decidido construir y defender el socialismo, y la intimidación hacia numerosos partidos, organizaciones y personas que, amantes de la justicia, de la equidad, del desarrollo social y ambientalmente sostenible, adversarios de la explotación, del neocolonialismo, del neoliberalismo y la exclusión, han abrazado con profunda convicción las ideas socialistas y revolucionarias, bajo el convencimiento de que un mundo mejor no solo es posible, no solo es indispensable, sino que es inevitable.

Como han reconocido numerosos analistas y políticos estadounidenses, el discurso de ayer de la Florida fue muy electoral. Quiere intimidar no solo a las fuerzas socialistas y comunistas, sino también a los líderes demócratas, a los votantes, en especial a los jóvenes votantes inconformes con el sistema.

Proclamó ayer que jamás habrá socialismo en “América”.

No solo quiere intimidar a la gente, sino también a los demócratas. Es conocida su posición de que quien vote por los demócratas en la campaña electoral, que parece que ya ha empezado, votará por la construcción del socialismo en esa nación del Norte.

El “aporte teórico” principal de Trump en su discurso de ayer fue la incorporación del Macartismo a la Doctrina Monroe, en la defensa de un único poder imperialista, al que sumó un anticomunismo extremo, visceral, pasado de moda, esencialmente viejo, anclado en la Guerra Fría.  No cobrará ningún derecho de autor.  El presidente Reagan y antes el primer ministro Churchill se anticiparon a tratar el tema.

Hace 71 años Churchill dijo: “El socialismo es la filosofía del fracaso, el credo de la ignorancia y el evangelio de la envidia…”. Hace 36 años Reagan afirmó:  “Creo que el comunismo es otro triste y extraño capítulo en la historia humana cuyas últimas páginas están siendo escritas aun en este momento… Creo esto, porque la fuente de nuestra fortaleza en la búsqueda de la libertad humana no es material, sino espiritual”.

Fue una torpe y burda declaración de dominio imperialista sobre Nuestra América martiana. “Hemos visto el futuro de Cuba aquí en Miami”, dijo ayer el Presidente norteamericano.  Se equivoca, el futuro de Cuba está aquí. Con medidas adicionales de bloqueo o sin ellas, el futuro lo decidimos las cubanas y cubanos.  Hemos hecho, construimos y defenderemos una Revolución socialista en sus narices.

Hay que recordar la derrota de la dictadura de Batista, establecida y sostenida por gobiernos imperialistas.  Nos enorgullecemos de la victoria de Playa Girón o Bahía de Cochinos. De nuestro valor frente al riesgo de holocausto en la Crisis de Octubre.  De nuestra respuesta firme y viril frente al terrorismo de Estado, ante la voladura de un avión civil en pleno vuelo; hechos que han causado 3 478 muertos y 2 099 cubanas y cubanos con discapacidades.

Al presidente Trump le reiteramos que será invariable nuestra lealtad a Fidel y a Raúl, y que el proceso de continuidad que encabeza el Presidente Díaz-Canel es permanente e irreversible. Estaremos unidos junto a nuestro Partido Comunista de Cuba.  Hemos escrito, entre todos, esta nueva Constitución y votaremos por ella el 24 de febrero, por la Patria y el Socialismo.  Será también una respuesta al discurso del presidente Trump.

Muchas gracias.

(Tomado de Cubadebate)



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