Por: Marianela Samper.
Día invernal el 4 de marzo de 1960. En los muelles, hacia el interior de la bahía habanera, los portuarios descargaban con celeridad y discreción el contenido del vapor francés La Coubre.
Procedente de Amberes, Bélgica, realizaba su viaje 54 a Cuba. Los trabajadores en la faena de alzar las lingadas de las cajas ubicadas en la bodega 6 desde las once de la mañana. A las 3 y 10 de la tarde se produjo una explosión.
Era un sabotaje preparado desde el exterior. Sin importar las vidas, la Agencia Central de los Estados Unidos trataba de impedir que llegarán municiones y armas para la defensa de la Nación.
¿ Y por qué afirmamos que detrás de esos hechos está la CIA ?
El profesor Tomás Gutiérrez González, investigador histórico de esa acción terrorista por más de una década, publicó en el 2018 el primer libro sobre el hecho, denominado “ Explosión de la Coubre.
Frente al terror, Patria o Muerte!”
El segundo capítulo del texto está dedicado a la investigación histórica y operativa, que ofreció en detalles a Radio Habana Cuba.
“ Se examina en el libro el viaje número 52, con un cargamento de armas, objeto de la atención de los servicios especiales de Estados Unidos en su estación CIA en La Habana.
Estaban al tanto de los cargamentos militares, le preocupaba a Washington que Cuba estuviera recibiendo armas ya que desde octubre de 1959 se habían creado las Milicias Nacionales Revolucionarias y se les iba a entregar armas para defender el proceso revolucionario a obreros, campesinos, estudiantes, intelectuales.
Hicieron todo lo posible por obstaculizar el proceso de recibir las armas, hasta que realizaron el sabotaje”
En La Habana una primera explosión al mover la carga y cuando trabajadores de lugares cercanos, bomberos, policía, las fuerzas armadas y dirigentes acudieron al lugar para auxiliar, la segunda detonación, para que el plan fuera más macabro aún.
Agrega el profesor Gutiérrez González elementos de documentos originales de investigaciones que hicieran expertos franceses, belgas y cubanos en los que indicaban que el sabotaje se preparó en el exterior del país.
Se estima que se colocó alguna carga de explosivos para propiciar la explosión.
Acota que las granadas están preparadas para no estallar por golpes, eso se comprobó, dijo, el 5 de marzo cuando el entonces capitán José Ramón Fernández, por indicaciones del Comandante en Jefe, Fidel Castro, lanzó 2 cajas de esas granadas desde un avión al sur de la capital y ninguna explotó.
Con 2 de ellas como muestra Fernández fue al acto de despedida de duelo en la esquina de 23 y 12 y las entregó a Fidel quien las mostró al pueblo y al mundo.
El líder de la Revolución caracterizó la acción como brutal zarpazo imperial. Ahí surgió la disyuntiva de todo un pueblo: !Patria o Muerte!
En total fueron 101 fallecidos, entre ellos 6 marinos franceses, además, unas 400 personas lesionadas, muchas discapacitadas por el resto de sus vidas.
El hecho trascendió a esa y las siguientes generaciones, subraya Tomás Gutiérrez, se fortaleció la conciencia, la necesidad de defender la Revolución, argumentó.
“Fue un punto de inspiración, al igual que otros, en estas 6 décadas, para todo un pueblo que se resalta en los trabajadores, deportistas, los combatientes que hicieron su aporte por la liberación de naciones africanas y los colaboradores médicos que prestan sus servicios en otros pueblos”.
